WITTE WIEVEN. DIDIER KONNINGS Y EL ARTE POR EL TODO.
Witte Wieven supone la incursión de Didier Konnings en el largometraje como director, un cargo que ya desempeñó en dos videoclips y cinco cortometrajes. Esta película de modesta producción y escasa duración (apenas supera los sesenta minutos) viene a reclamar su merecido puesto entre los nombres que han devuelto el esplendor al terror en general y el Folk-Horror en concreto a lo largo de una temporada que ya puede —por calidad y cantidad— considerarse un extraño prodigio.

Hasta la fecha la carrera de Konnings se ha desarrollado mayoritariamente en los departamentos de arte y efectos visuales, terrenos que si bien no garantizan la capacidad para ponerse al frente de una película y salir airoso, sí aportan las herramientas necesarias para desarrollar las ideas que broten de la imaginación.
Así, este cuento sobre mitos y poderes ancestrales hace de la experiencia de Konnings en el arte un todo que, si bien muestra algunos puntos débiles, se alza sin titubear ante las reinas actuales del género.
Witte Wieven late con pulso firme, y sin duda supera todas las expectativas previas que una película de su pequeña envergadura puede generar.
THE SEASON OF THE WITCH.
SOMBRAS BLANCAS EN TIEMPOS OSCUROS.
Witte Wieven nace como película —y como todo cuento de terror que se precie de serlo— de las leyendas y fuerzas olvidadas en la espesura del bosque, en concreto del mito neerlandés (extendido a otras zonas europeas) de las «Mujeres blancas» (Witte Wieven) o «Mujeres sabias», seres feéricos y espectrales que deambulan entre la niebla y el bosque para hacer de los verdugos, víctimas.

La película de Konnings viene a engrosar la lista de estrellas oscuras que el Folk-Horror ha dado en esta especie de «temporada de las brujas» dentro del terreno anglosajón con las insignes Starve Acre y Azrael, la más modesta The Moor o —más próxima al universo vidente—, la magnífica Oddity.
Esta vertiente del género ha ido en esta temporada más allá de las fronteras habituales con títulos que indagan en geografías y costumbres menos transitadas, de las que han surgido las sensacionales Hagazussa, You Won’t Be Alone (Goran Stolevski, 2022), y una de las referencias del panorama actual, Des Teufels Bad, de la que esta Witte Wieven bien podría ser un anexo que se ocupa especialmente de la parte sobrenatural de aquello que Fiala y Franz abordan en su película desde el aspecto dramático y psicológico.
Estamos, sin duda, en plena temporada de la bruja.
Witte Wieven solo cuenta con sesenta minutos para narrar una historia sobre cuestiones y criaturas ancestrales, por lo que Konnings no duda en dirigirse sin apenas preámbulos al corazón del bosque, en el que aguardan las revelaciones que su punto narrativo más fuerte (la representación visual del imaginario) mostrará al espectador.
Esto no significa que Konnings descuide la dirección y su relación con los actores (en ese sentido la película se mantiene firme en todo momento). Al contrario, el prólogo resulta escueto, claro, eficaz y —ante todo— en manos de la interpretación de Anneke Sluiters, que carga a la perfección con el peso de la película en todo momento, tanto en el preludio que narra la situación como en el prolongado punto álgido, desarrollado en el corazón sobrenatural de la película.
Frieda (Anneke Sluiters) trata de concebir un hijo con su marido Hikko (Len Leo Vincent), pero fracasan en todos sus intentos. Hikko culpa a Frieda, y rechaza violentamente la posibilidad de ser el culpable. La pareja se distancia y la desconfianza y el miedo se expanden entre los habitantes del pueblo, pues sospechan que la incapacidad de Frieda para engendrar hijos proviene de sus posibles relaciones con el diablo.





Al borde del bosque en el que nadie se atreve a entrar, cuyo punto límite entre este mundo y aquello que habita en el olvido está marcado por una cruz, Frieda se debate entre el horror que la amenaza —en forma de Gelo (Léon van Waas), un criminal del pueblo que la persigue— o huir hacia el posible amparo o la muerte a manos de lo desconocido.

Frieda huye, pero Gelo no se amedrenta ante el bosque y sigue sus pasos hasta alcanzarla e intentar violarla. Pero aquello que habita en el bosque interviene de forma definitiva en las vidas de los habitantes del pueblo. Así, el prólogo y su narrativa costumbrista quedan definitivamente atrás para ceder su lugar a las fuerzas sobrenaturales de la película.
Los habitantes del pueblo dan por muerta a Frieda, pero ella regresa, y con ella se desata la verdadera naturaleza de la película. El ambiente denso que deforma la realidad presentada en el preámbulo —con las consecuencias emocionales que conlleva— cede completamente el protagonismo al bosque y la niebla, que emergen de una tierra poblada por malos sueños y viejos poderes.
Frieda regresa de su encuentro con una criatura que acerca su origen en la mitología neerlandesa a cierta semejanza con la figura del Wendigo en lo que a su relación con el bosque y sus invasores se refiere. En este tramo la película desarrolla todo su potencial, basado —ademas de en la poderosa interpretación de Sluiters— en la galería de fantasías que muestra una serie de visiones alucinadas que, paradójicamente, funcionan a pleno rendimiento cuando el autor recurre a las maneras más clásicas, mientras que la falta de presupuesto —supongo— delata las carencias de unos efectos digitales a los que lamentablemente confía demasiada responsabilidad.






De esta forma la película entabla una curiosa lucha contra sí misma. Por un lado, todo aquello que se afronta de forma sencilla: niebla, ambiente telúrico, fuerzas del bosque ancestrales, seres feéricos y espectrales… estos factores, resueltos con siluetas y contraluces resultan excelentes gracias a un estupendo trabajo de planificación, guion, dirección, ambientación y la fotografía de Luuk de Kok y Clifton Stommel. Pero a la contra juega el uso demasiado rudimentario del CGI , que carga a la película con un marcado aspecto de Videoclip, perdiendo gran parte de su fuerza durante una serie de planos difíciles de ignorar.




Pese a todo, las virtudes de la película salen victoriosas, que no indemnes, de este tramo que la empobrece, con lo cual este Witte Wieven resulta un estupendo cuento Folk-Horror sobre una serie de mitos cuyo poder aguarda para ser explotado en el cine.
Esta película es, sin duda, un gran comienzo para esa extraña relación entre las sombras blancas que se ciernen sobre tiempos oscuros.
Película disponible en FILMIN:
https://www.filmin.es/pelicula/witte-wieven
Feliz viaje de vuelta hacia la noche. #SHADOWSRULES
David Salgado.
©24 sombras por segundo. Marzo 2025.
