ODDITY.
EN LA ARDIENTE OSCURIDAD.
Tanto si resulta obvio como si no, Oddity no tiene relación alguna con la obra de Buero Vallejo, En la ardiente oscuridad. Al menos no una relación directa. Pero sí es una nueva luz para el cine británico de terror de la temporada actual, y sí se trata de una historia de aquellos cuyas llamas se consumen en la oscuridad.
Damian Mc Carthy maneja con cautela y precisión todos los elementos de la película, y si bien el secreto del tramo final apenas logra permanecer oculto, el recorrido resulta magnífico. Esto no es casual en absoluto; el dominio de los recursos y los espacios de una casa que alberga un cuento de terror resultó más que evidente en Caveat (2020), el anterior largometraje de Mc Carthy, una prometedora y lógica consecuencia de los cinco cortometrajes firmados por el autor hasta la fecha.
De aquellos artefactos extraños y perversos encerrados entre paredes con ligeras reminiscencias victorianas que componen Caveat, Mc Carthy ha dado un salto que lo impulsa hacia delante en cuanto a la apuesta y el resultado de la película, y retrocede hacia el tiempo de los espíritus, videntes y gabinetes repletos de enigmas y objetos extraños.
La nueva película de Mc Carthy no es en absoluto la única obra que se ha ocupado de rescatar a las médiums del olvido y la celda que suponen los arquetipos. Además de la saga que James Wan inició con las arrolladoras dos primeras entregas de The Conjuring (2013 y 2016), un nuevo objeto maldito ha llegado recientemente al cine para revolucionar la clásica puerta entre los vivos y los fantasmas. Talk to Me (Danny & Michael Philippou, 2022), rompe el espacio entre el tiempo de los espectros victorianos y los objetos que contienen males ancestrales.
Oddity contempla el terror desde la óptica actual, pero mira hacia el pasado y sus formas sutiles con un gusto intachable y excelentes resultados.
UN GOLEM, UNA MÉDIUM Y ALGUNAS COSAS EXTRAÑAS.
Oddity se ciñe a los parámetros del cine clásico de terror gótico, y aunque la apuesta por el Whodunit no acierta a guardar totalmente sus secretos, la película logra mantener la atención en algunos de sus puntos más sólidos:
Una bonita y narrativa fotografía, una precisa ambientación, y un doblete interpretativo a cargo de Carolyn Bracken —estos puntos entroncan significativamente con La hija eterna (Ed Rutherford, 2022)—, otro de los referentes británicos en lo que parece una reconquista del reinado en el cuento gótico de terror, una iniciativa a la que también cabe sumar la excelente Starve Acre (Daniel Kokotajilo, 2023), y la muy notable y un tanto bufa Unwelcome (Jon Wright, 2022).
Sin embargo, el verdadero poder de Oddity reside en su guion —a manos del propio MC Carthy—, un texto que, aliado con una dirección de actores estupenda, pone en juego elementos tan insólitos por olvidados como la reinvención de un Golem, un extraño bazar donde se encuentran objetos y realidades que el mundo ha sentenciado como supercherías, y una médium invidente en esta dimensión, pero con los ojos fijos en los fantasmas que todavía no han abandonado este plano de la existencia.
Dani Timmins y Darcy Odello (Carolyn Bracken) son las dos hermanas gemelas sobre las que pivota esta historia acerca de un crimen sencillo de resolver y una serie de misterios imposibles de desentrañar.
Darcy no ceja en la investigación sobre la muerte de Dani en la casa en la que planeaba vivir con su pareja, Ted (Gwilym Lee), con quien Darcy se reencuentra cuando éste la visita en su tienda de antigüedades, un lugar que además de reforzar la enigmática presencia de Darcy y recordar levemente a ciertos aspectos de The Conjuring, conduce directamente al pasado, al interior de los gabinetes atestados de objetos imposibles, regentados por extraños individuos, como aquella maravillosa película que fue Dr. Terror’s House of Horrors (Freddie Francis, 1965), con la que el espíritu de la protagonista y su pequeño refugio establecen una bonita conexión.
Sin embargo, el primer tramo de la película no se adentra en los misterios victorianos. La fuerza inicial de Oddity radica en un reto si cabe todavía más difícil de superar que el de recuperar el pasado adecuándolo al presente; en los primeros compases, dos recursos agotados se muestran con un magnífico e inesperado vigor. El uso del Jump Scare y la Home Invasion por parte de Mc Carthy levantan literalmente al espectador de su asiento en una especie de baile de máscaras en el que la ausencia del sentido de la vista marca el paso hacia la resolución del misterio.
Tras el prólogo, el camino hacia el pasado y el terror clásico continua —sin renunciar a un puñado de Jump Scares de lo más eficaz realizado en los últimos años, y a ciertas dosis de humor— entregando la película a una investigación en base a recursos paranormales que conducen a la venganza, un camino que enfrentará a Darcy con Yana (Caroline Menton), la pareja de Ted tras la muerte de Dani, y pondrá en juego un personaje definitivo.
Una figura antropomorfa tallada en madera que ejerce el papel de una suerte de Golem —aquella criatura reinante en los días del terror silente—, recipiente que esta ocasión sirve simultáneamente a modo de detective, vehículo entre dos mundos, y aliado grotesco en la venganza que los muertos han de arrojar sobre los vivos cuando los espectros tomen el control de la película.
Oddity ocupa su lugar en el cine actual con eficacia, pero se alza como un fantasma altivo y magnífico cuando mira al pasado. A esos cuentos de terror que resistirán hasta que todo deje de existir.
Todo, excepto quizá ese miedo que habita en algunas cosas extrañas…
https://www.youtube.com/watch?v=tLNDvnv8B3A
Feliz viaje de vuelta hacia la noche. #SHADOWSRULES
David Salgado.
©24 sombras por segundo. Septiembre 2024.