BONNIE & CLYDE. (ARTHUR PENN, 1967).

ARTHUR PENN.

EL FIN COMO PRINCIPIO.

Con su profunda y llena de intenciones visión de Bonnie & Clyde, Arthur Penn dio su paso más salvaje hacia los días del cine que habría de volar todo por los aires. A lo largo de la década de los sesenta, el descontento que impregnó el cine dio forma a la explosiva revolución que en los años setenta brindaría al mundo los últimos días de gloria cinematográficos.

Bonnie & Clyde. (Warner Bros., Seven Arts Pictures. 1967.)
Bonnie & Clyde. (Warner Bros., Seven Arts Pictures. 1967).

Esa revuelta de creatividad incontenible tuvo varios precursores, pero hay dos nombres en la década que precedió la explosión que suponen la cima de los fondos y las formas.

Sam Peckinpah y Arthur Penn ensuciaron sus historias y personajes con una densa capa de realidad que se pega a sus películas y retiene la atención del espectador. El aspecto sucio y decadente que reinaría en la década siguiente, dio sus primeras muestras de la mano de estos dos poetas malditos.

Warren Beatty. (Bonnie & Clyde. Warner Bros., Seven Arts Pictures. 1967.)
Warren Beatty. (Bonnie & Clyde. Warner Bros., Seven Arts Pictures. 1967).

Sin embargo, hay una significativa diferencia entre sus similares formas de hacer cine, Peckinpah es un poeta que aportó una belleza única a la violencia, Penn —aún impregnando de una gran belleza sus películas— es más profeta que poeta. Por eso, especialmente en La jauría humana y Bonnie & Clyde, vemos ejemplos claros del principio del fin, no solo para sus personajes, también para el cine tal y como se conocía hasta entonces.

Faye Dunaway y Warren Beatty. (Bonnie & Clyde. Warner Bros., Seven Arts Pictures. 1967.)
Faye Dunaway y Warren Beatty. (Bonnie & Clyde. Warner Bros., Seven Arts Pictures. 1967).
Faye Dunaway y Warren Beatty. (Bonnie & Clyde. Warner Bros., Seven Arts Pictures. 1967.)
Faye Dunaway y Warren Beatty. (Bonnie & Clyde. Warner Bros., Seven Arts Pictures. 1967).

Penn —además de sostener sus formas en la Nouvelle vague— tenía el fin como principio, por eso el fracaso y la muerte se apoderan de la película desde el inicio. No hay nada en Bonnie & Clyde libre de su trágico destino. El aire que envuelve la película pesa como la losa con la que sus personajes cargan.

Faye Dunaway. (Bonnie & Clyde. Warner Bros., Seven Arts Pictures. 1967.)
Faye Dunaway. (Bonnie & Clyde. Warner Bros., Seven Arts Pictures. 1967).
Warren Beatty. (Bonnie & Clyde. Warner Bros., Seven Arts Pictures. 1967.)
Warren Beatty. (Bonnie & Clyde. Warner Bros., Seven Arts Pictures. 1967).

Al fin y al cabo, Penn era un profeta. Es lógico que desde el principio señalase ese camino hacia el fin.

Como a todo buen profeta en su tierra, el cine al que salvó de sí mismo lo olvidó, pero esta película es inmortal, un maravilloso ejemplo de como un montaje arriesgado y brutal y una dirección, guion e interpretación salvajes e indomables pueden llevar el cine a la cima.

BONNIE & CLYDE.

EL TIEMPO RETENIDO. 

El camino que recorren Faye Dunaway y Warren Beatty a lo largo de Bonnie & Clyde es una huida constante, frenética, burlona y con un éxito imposible. Pero además de profético y poético, Penn en un narrador sutil e incisivo, no se limita a contar una historia de Gángsters huyendo a tiros de la justicia que ha de triunfar en beneficio de una sociedad libre de suciedad.

Denver Pyle. (Bonnie & Clyde. Warner Bros., Seven Arts Pictures. 1967.)
Denver Pyle. (Bonnie & Clyde. Warner Bros., Seven Arts Pictures. 1967).

Penn sabe que el mundo es sucio, cruel y peligroso, sabe también que, a veces, los malos no son lo que parecen, ni todo aquello que persigue al mal es bueno. El trasfondo de Bonnie & Clyde que Penn revela al espectador muestra mucho más de lo que el género al que pertenece la película pretende. La incomunicación, la frustrada y oculta a la fuerza condición sexual —jugando ambiguamente con la impotencia o la homosexualidad de Clyde— interpone una barrera entre dos personas que, por muy salvajes y criminales que puedan llegar a ser, se aman.

Bonnie & Clyde. (Warner Bros., Seven Arts Pictures. 1967.)
Bonnie & Clyde. (Warner Bros., Seven Arts Pictures. 1967).
Faye Dunaway. (Bonnie & Clyde. Warner Bros., Seven Arts Pictures. 1967.)
Faye Dunaway. (Bonnie & Clyde. Warner Bros., Seven Arts Pictures. 1967).
Faye Dunaway. (Bonnie & Clyde. Warner Bros., Seven Arts Pictures. 1967.)
Faye Dunaway. (Bonnie & Clyde. Warner Bros., Seven Arts Pictures. 1967).

No como Bonnie quisiera, no como Clyde cree que debe hacerlo. Y mucho menos, como esa sociedad enfermiza que los persigue para matarlos puede admitir. No hay ninguna forma al uso en el fondo de estos personajes a la deriva, pero se aman.

No saben cómo decirlo, no saben manejar esos sentimientos, solo saben convertir su frustrante y confusa incomunicación en un camino maldito, en una ruta suicida por la que huir de un mundo que jamás será mejor que ellos. El mundo que los persigue los matará, pero jamás será un lugar justo, ni limpio, ni mejorará tras la muerte de el mal que pretende haber erradicado.

Faye Dunaway y Warren Beatty. (Bonnie & Clyde. Warner Bros., Seven Arts Pictures. 1967.)
Faye Dunaway y Warren Beatty. (Bonnie & Clyde. Warner Bros., Seven Arts Pictures. 1967).

Bonnie & Clyde es una película de Gángsters en la que la verdadera violencia brota del interior de América, de su esencia más profunda.

Hay, además de toda esta maravillosa sutileza narrativa, otro punto álgido en la película, un milagro que la distancia de todas las demás. En el tramo final de esta huida imposible, Penn deja una rendija abierta de la ventana por la que los setenta colarían su cine violento, rebelde y renovador.

Lo hace con una secuencia aparentemente sencilla, pero incomparablemente compleja (aquí dejo el enlace: https://www.youtube.com/watch?v=NrmUpso_xT8&ab_channel=esecalamar )

Sobre el papel, todo sigue su curso predeterminado en base a una sociedad civilizada: dos Gángsters acribillados, la ley bien representada, la justicia impartida y el pueblo tranquilo porque la paz está garantizada. Los buenos ganan, los malos mueren y América sigue su curso.

Warren Beatty. (Bonnie & Clyde. Warner Bros., Seven Arts Pictures. 1967.)
Warren Beatty. (Bonnie & Clyde. Warner Bros., Seven Arts Pictures. 1967).

Pero como buen profeta, Penn revuelve las aguas y prepara a los personajes para la explosión final. La historia va a alcanzar la cima a toda velocidad, la calma que precede a la tormenta no será lenta. Faye Dunaway mira por última vez al espectador y a Warren Beatty, nos cuenta una infinidad de cosas; se despide, lo ama, le perdona, le culpa y añora ese futuro que un segundo después morirá con ellos.

Faye Dunaway. (Bonnie & Clyde. Warner Bros., Seven Arts Pictures. 1967.)
Faye Dunaway. (Bonnie & Clyde. Warner Bros., Seven Arts Pictures. 1967).

Todo en un instante, rápido como las balas que destrozan los cuerpos que justo a continuación caen sostenidos por un ritmo lento, como un poeta que recita lentamente los versos de la tormenta que roba la quietud de la calma.

Penn adelanta el juego y pone el tablero patas arriba, invierte las normas y manda todo al carajo. A la cara, sin concesiones políticamente correctas que eludan la parte oscura de la realidad. Y a ritmo lento, además. Muy lejos de los recursos que utilizan la violencia gratuita que excita el simplismo de la taquilla.

Faye Dunaway. (Bonnie & Clyde. Warner Bros., Seven Arts Pictures. 1967.)
Faye Dunaway. (Bonnie & Clyde. Warner Bros., Seven Arts Pictures. 1967).
Warren Beatty. (Bonnie & Clyde. Warner Bros., Seven Arts Pictures. 1967.)
Warren Beatty. (Bonnie & Clyde. Warner Bros., Seven Arts Pictures. 1967).
Faye Dunaway y Warren Beatty. (Bonnie & Clyde. Warner Bros., Seven Arts Pictures. 1967.)
Faye Dunaway y Warren Beatty. (Bonnie & Clyde. Warner Bros., Seven Arts Pictures. 1967).

Esto es otra cosa, esto son los apuntes que leyó Peckinpah antes de abrir totalmente la herida cinematográfica por la que irrumpiría su Grupo salvaje, justo antes de soltar los Perros de paja.

Esta es la lectura que el poeta hizo del profeta.

Detrás vendrían Scorsese, Coppola, Friedkin, Cimino, Spielberg… Pero esa es otra historia. La que hoy nos ocupa la contó un profeta olvidado que merece ser recordado.

Penn abre la veda, el cine empieza a tirar lastre, y, ante la hermosa agonía del tiempo retenido por la muerte que no hará del mundo un lugar mejor, el espectador rinde un obligado y agradecido desmayo como homenaje a la despedida más bonita y salvaje desde los días de Duelo al sol.

Bonnie & Clyde. (Warner Bros., Seven Arts Pictures. 1967.)
Bonnie & Clyde. (Warner Bros., Seven Arts Pictures. 1967).

Bonnie & Clyde es mucho más de lo que ese mundo merece.

Feliz viaje de vuelta hacia la noche. #SHADOWSRULES

https://www.primevideo.com/detail/Bonnie-and-Clyde/0SKU6Q13TLF9YXUPHUHQMSCIAZ

David Salgado.
©24 sombras por segundo. Septiembre 2021.

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