EL RETORNO IMPOSIBLE.
Si el ser humano tiene alguna cualidad envidiable e incluso admirable, es la capacidad de algunos miembros de su especie para levantar Venecias sobre las ruinas de los peores crímenes, de los actos más sucios que puedan imaginarse. Vietnam es posiblemente la única barbaridad estadounidense por la que ha pagado un tributo, por muy pequeño que sea a nivel social. The deer hunter es, gracias al sensible y lírico saber hacer de Michael Cimino, una de esas Venecias.
De hecho, aquel despropósito bélico le brindó al cine tres ocasiones totalmente impagables, Kubrick hizo lo suyo con La chaqueta metálica, Coppola llevó a Conrad a las entrañas de la guerra y Michael Cimino utilizó la jungla para hablarnos de algo tan complejo como la amistad y la muerte en vida, de la rendición ante un futuro imposible, ante un inexistente día después.
Cimino -fiel a sus costumbres- se apartó de cualquier camino lógico por el que guiar al espectador. La jungla y los horrores de la guerra están presentes, pero no son los protagonistas, no forman el centro al que pretende guiarnos.
El cazador transcurre en Vietnam, pero nos habla de lo único que le queda a una generación perdida en una América gris, suicida, sucia y turbia. Un país deprimido en el que la generación del cazador sólo puede apoyarse en la amistad, una amistad que no cambia nada, pero es el último bálsamo para los tipos que interpretan Robert De Niro, Christopher Walken, John Cazale y Meryl Streep.
Ahí reside la grandeza inalcanzable de la cima de Cimino, en la dirección de unos actores que redefinen la interpretación. Ahí y en el camino que traza uno de los guiones más impresionantes en cuanto a desarrollo de la trama se refiere. Vietnam es una excusa, no un motivo.
En realidad a la pandilla de buenos chicos americanos, Vietnam o cualquier otra estupidez bélica de su patria les importa un carajo. Morir en una guerra es una barbaridad, claro, pero el problema es que ellos ya están muertos, tanto allí como en su hogar.
Cimino y el magnífico reparto ponen esa crisis existencial fuera de toda duda mediante una reunión de viejos y buenos amigos de luto por sí mismos, asistiendo a su propio funeral. No necesitan una guerra exótica y lejana para mirar a la muerte a los ojos, ya están enterrados bajo el ambiente gris y desolador de una vida sin alicientes.
En América hay más tonos grises que luces de neón con las que venden un sueño que ni sus propios hijos compran, eso vino a decirle Cimino al espectador. Un «se acabó chicos, hasta aquí la tierra prometida, las luces se han apagado ya.» En esa oscuridad, ante esa realidad hostil, el espectador se enfrenta a la película.
EL CAZADOR. LA MUERTE ANTICIPADA.
Sin embargo, por si ese espectador permanece escéptico, Cimino se reserva la última bala para el tramo final de la película. De Niro, el cazador al que el director dio un mínimo de esperanza, lleva a cabo una nueva odisea, pero en esta ocasión no huye. Ahora sencillamente hace lo que haría cualquiera impulsado por el verdadero sentido de la película, salvar a su amigo.
Mediante algo que bien podría definirse como uno de los paradigmas de la interpretación, la dirección de actores y el tiempo narrativo, De Niro nos muestra al buen chico ingenuo que piensa que todavía puede salvar a sus amigos de su inevitable destino, le habla a Walken de ese último disparo, de lo que le espera en su hogar, de lo que podrían hacer juntos. América les espera, De Niro es un soldado, es el hijo pródigo, pero Walken no.
Él es uno de esos tipos que John Steinbeck situó al este del Edén.
Walken está muerto, ya estaba enterrado en su hogar. Por un instante visualiza lo que De Niro le cuenta, pero sólo puede sentir compasión por la ingenuidad de su amigo, de todos esos amigos que son lo único que tiene y que jamás volverá a ver.
Los chicos están muertos, no hay hogar al que volver, no hay esperanza. Walken le dice todo esto a De Niro sin abrir la boca, y efectúa ese último disparo que terminó con otra más de las generaciones perdidas creadas por el monstruo estadounidense.
Con ese disparo mueren Walken, De Niro y el absurdo sueño americano. Y al espectador, tras explotarle la cabeza, sólo le queda el desmayo previo al coma.
El cazador es una historia sobre la desesperación y la amistad, no hay lugar para nada más. Sencillamente, no hay tregua.
https://www.filmin.es/pelicula/el-cazador
Feliz viaje de vuelta hacia la noche. #SHADOWSRULES
David Salgado.
©24 sombras por segundo. Marzo 2021.