BULLITT. (PETER YATES, 1968).

PETER YATES.
LA VIDA ANTES DE HARRY EL SUCIO.

Bullitt es, posiblemente, la mejor del puñado de buenas películas que firmó Peter Yates, y es, con toda seguridad, una de la reinas del policíaco. Pero ante todo, Bullitt es una película profunda y constantemente  oscura.

Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).

Yates jugó perfectamente todos los elementos clásicos del Noir norteamericano, pero al mismo tiempo ejerció de visionario, modernizando el género con dos de los conceptos fundamentales del cine de la década siguiente: la suciedad y la oscuridad.

En 1968, la generación que habría de volar todos los templos del cine estadounidense y crear nuevos dioses, ya asomaba alimentada por los aires depresivos, existencialistas y marcadamente europeos de los años sesenta, pero la figura del policía perseguido y enfrentado a los fantasmas invocados por su propio oficio (tanto en forma de víctimas y parejas que sufren las consecuencias, como de figuras burocráticas corruptas), todavía habría de esperar su reinvención.

Bullitt es una bofetada anticipada en la cara que Peter Yates propina a todo el mundo, un cóctel explosivo en el que reclama la presencia de Hitchcock hasta en el último plano, a la vez que se mezcla a sí mismo —en lo que al aspecto visual se refiere— con Don Siegel y John Boorman en The Killers (1964) y Point Blank (1967) respectivamente, y avanza la contundencia salvaje de William Friedkin y Sam Peckinpah en sus respectivas piezas maestras, The French Connection (1971) y The Getaway (1972).

Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).

Tanta es la importancia de Bullitt como punto de inflexión en el carácter del agente de policía cinematográfico, que el propio Siegel extrajo notas para su posterior serie de películas sobre la figura de Harry Callahan en la saga iniciada por la excelente Dirty Harry (1971).

BULLITT. EL HÉROE SOMBRÍO.

Sin lugar a dudas, el rasgo más reconocible de Bullitt es su protagonista principal, uno de los mitos imperecederos del cine, de la cultura estadounidense y el paradigma del nuevo héroe: atractivo, elegante y siempre tranquilo ante el peligro: Steve McQueen.

El rostro, actitud y aspecto físico en general del mito americano aportan al policía un marcado y decisivo carácter hierático.

Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).

Como si de un pistolero sobre el terreno de un Western crepuscular se tratase, Bullitt se enfrenta a los enemigos que lo cercan desde todos los frentes con una frialdad y eficacia que, lejos de romper el ritmo de la película, aumenta la tensión exponencialmente.

Pero ese perfil pausado no solo contrasta para elevar el ritmo de una película que tiene el momento de su explosión perfectamente calculado; la alianza entre Yates y McQueen, sirve a otro propósito que hace de Bullitt la gran pieza que es: igual que los futuros Harry Callahan de Siegel, y muy especialmente el Serpico de Sidney Lumet, Bullitt se enfrenta al crimen desde puntos de vista que distan mucho del mero cumplimiento del deber.

Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).

Tiene la piel tan dura como el más curtido de los personajes clásicos del Noir y el policíaco en general, conoce los bajos fondos y negocia de forma inteligente con todo aquel que tenga algo que ofrecer, pero aunque no lo parezca, la empatía y la sensibilidad también forman parte de una sangre que parece de hielo.

Estos rasgos tan definitorios de la gran película que es Bullitt, no tardan en aparecer. Tras un magnífico inicio al ritmo del maravilloso jazz de Lalo Schifrin, visualmente marcado por unos rostros que bien podrían haber formado parte de el universo de Ingmar Bergman, y una breve, violenta y maravillosamente escueta presentación de los hechos y la trama, Yates y McQueen aúnan fuerzas en la la construcción del mundo de su personaje con la tercera y discreta clave de la película: Cathy (Jacqueline Bisset).

Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).

El mundo de Bullitt está podrido y en continua descomposición, Yates establece un intencionado y acertado contrapunto, pues todo se desarrolla en tiempo real en una de las capitales de la contracultura norteamericana de los años sesenta: San Francisco.

Sin embargo, sus soleadas calles contrastan con todos los interiores de la película. Todas las secuencias que transcurren en un interior nos introducen de lleno en la noche, se desarrollen por el día o no, la oscuridad, la noche y sus pobladores impregnan los interiores de la película.

Bullitt se reúne por primera vez con Chalmers (Robert Vaughn) a plena luz del día, pero la naturaleza de su misión y las intenciones del político son profundamente oscuras, como el tugurio donde esconden a su testigo, en el que la trama comienza a retorcerse y captar la atención del espectador.

Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).

Sin embargo —y volviendo al calado del personaje de Bisset en la película— la oscuridad y el pragmatismo de Bullitt difieren —en lo que a su relación con el lado humano del mundo se refiere— de Serpico o Harry el sucio. McQueen desarrolla una personalidad alejada el cinismo nihilista de Callahan o el dramatismo exacerbado de Serpico.

Desde su frialdad de cazador a sueldo, Bullitt comprende el sufrimiento que la sensibilidad de Cathy siente por el mundo salvaje en el que él vive. Su distancia en los pequeños detalles establecida por la gran dirección de Yates y la interpretación de McQueen, forma un idea del policía que rompe los esquemas del personaje cuando, asqueada por el mundo en el que en realidad vivimos, le hace saber que no podría vivir en su día a día lleno de fantasmas, de muertos que solo aguardan el momento para convertirse en una parte más de su trabajo.

«¿Qué será de nosotros en el futuro?», le pregunta Cathy.

«El futuro es hoy», le responde Bullitt, dispuesto a comprenderla y hacer de ese futuro algo más habitable. La película de Yates, no es ni de lejos un simple título de acción vacía.

Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).

Sin embargo, el fondo no sustituye a la forma en absoluto. Bullitt es una película de acción, y hacia allí nos lleva. El motor no se detiene aquí.

Yates cuenta con animales que no caben en la pantalla, en forma de aquellos viejos secundarios capaces de retener a cualquiera en la butaca. Así, tras una serie de discretas apariciones previas, Paul Benge y Bill Hickman irrumpen en escena como dos gángsters sin nombre, a pleno sol de san Francisco y envueltos en la oscuridad de un vehículo con solo dos destinos posibles: su muerte o la de Bullitt.

Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).

Yates se la juega a una carta y pide silencio: el jazz de Lalo Schifrin pone en marcha el charles que suena como el tic-tac de un detonador, la cuenta atrás empieza, todo el mundo cierra el pico, y los monstruos que van a combatir a muerte rugen.

Un Ford Mustang, un Dodge Charger y San Francisco a su disposición para lo que Yates pone en juego; uno de los dos morirá. Hay un instante, un momento —el justo— en el que el tic-tac con el que Schifrin puso en marcha el detonador todo se detiene.

Y a continuación, antes de asimilar ese silencio, Mustang y Charger llenan con su sonido un montaje prodigioso con el que Yates le regala la madre de los duelos a motor a la humanidad —por muy evidente que sea el fallo de raccord con el escarabajo verde, el montaje es una cima— y durante unos diez minutos el espectador se sube por las paredes hasta que McQueen y el Mustang derrotan al Charger con los malos dentro.

Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).

Después de todo, Bullitt es una película de acción con Steve McQueen al frente.

A continuación, cuando todos los espectadores y las películas del futuro que contendrán persecuciones a motor hayan contraído una deuda impagable, Bullitt regresa a su calma tensa y permanente.

La trama sigue el curso habitual del Noir, pero Yates guarda una última carta magna en la manga. En su tramo final, Bullitt sube de nuevo el ritmo, y recurre a la influencia clásica para rendir el homenaje definitivo.

Todo lo que ocurre en el aeropuerto, especialmente la secuencia final, remite directamente a una de las obras maestras más renovadoras del género en su día: la pieza excepcional de Stanley Kubrick para el Noir: The Killing.

Bullitt. (Warner Bros. 1968).
Bullitt. (Warner Bros. 1968).

Yates rinde homenaje, Bullitt hace caer rendidos a los malos, y el cine cae rendido ante la película que fue uno de esos actos salvajes de renovación convertidos en clásicos desde el primer instante.

Al fin y al cabo, Bullitt es una película de acción protagonizada por Steve McQueen. Un clásico americano.

https://www.primevideo.com/detail/Bullitt/0QX510OKYCSETNYVIWSSVAML2B

Feliz viaje de vuelta hacia la noche. #SHADOWSRULES
David Salgado.
©24 sombras por segundo. Septiembre 2022.

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