CONTINENTAL FILMS.
EL CINE CAUTIVO.
El asesinato de Papá Noel, es posiblemente la película más insólita y arriesgada de Christian-Jaque y el período del cine francés marcado por la ocupación alemana del país durante la Segunda guerra mundial.
Durante aquellos días de oscuridad e incertidumbre el cine no cayó vencido por la guerra, ni siquiera en loas países ocupados. Continental Films, una productora francesa bajo el control de la industria cinematográfica Nazi, comenzó su andadura con este extraño relato navideño, llegando a contar con el mismísimo Henri-Georges Clouzot, quien dirigió para la compañía dos películas maravillosas: El asesino vive en el número 21 (1942), y El cuervo (1943).
Entre 1941 y 1944, Continental Films produjo más de una treintena de películas de de diversa consideración, pero entre las que —además de las mencionadas obras de Clouzot y la notable pieza de Christian-Jaque que nos ocupa— se encuentra la impagable pieza de Maurice Tourneur, La mano del diablo.
Sin embargo, Continental cayó —pese a sus magníficos méritos— en el olvido, pues cuando los Enfants Terribles de la Nouvelle Vague llegaron dispuestos a trazar nuevas sendas, ensalzando (con razón, obviamente), las figuras de Hitchcock, Ford, Hawks, Nicholas Ray… pero dejando atrás todo aquello que estuviese vinculado con el cine clásico de su país, condenando al olvido una película, El asesinato de Papá Noel, al ostracismo cinematográfico. Un destino que, pese a sus maneras clásicas y por momentos demasiado acartonadas, no merece, gracias a sus considerables aciertos.
EL ASESINATO DE PAPÁ NOEL.
LA NAVIDAD GUIANDO AL PUEBLO.
La película de Christian-Jaque es un extraño cuento de Navidad, una miscelánea en la que se viven extrañas aventuras bajo un clima dramático, con un marcado aspecto invernal, muy cercano a la atmósfera del cine nórdico propio de C.T. Dreyer, Bergman, o Erik Blomberg, pero también próximo a la comedia liviana y sutil con una alta capacidad para la crítica y el lenguaje subliminal de Frank Capra.
Así, moviéndose de forma irregular entre el drama remilgado, propio de amores afectados y novelescos, la sátira y el hábil lenguaje encubierto, y los personajes y atmósferas enigmáticos y misteriosos, El asesinato de Papá Noel cristaliza en una obra que, pese a algunas de sus formas, cala en base a un fondo sólido, edificado sobre una trama, que, aun a día de hoy, ocho décadas después, se mantiene por insólita, fresca como el primer día, conservada por el invierno que la envuelve.
La línea invisible que Jaque traza, cuenta de forma subrepticia una historia de lucha por la liberación, de una especie de Navidad perdida que, como Alter Ego de la Francia ocupada, ha de guiar al pueblo hacia la libertad. Pero, igual que a la propia Francia durante aquellos días, algo terrible ocurre, alterando el destino de una serie de extravagantes personajes.
Partiendo de una novela de Pierre Véry, la película narra la historia de un pueblo perdido en las montañas y aislado por una gran nevada, en el que durante los días previos a Navidad, el entusiasmo se desborda, especialmente por parte de los alumnos de la escuela, y el viejo Cornusse (Harry Baur), un fabricante de globos terráqueos, narrador de cuentos, y representante anual (mediante un disfraz) de Papá Noel en el pueblo.
Junto a él vive su hija Catherine (Renée Faure), más parecida en su delicada presencia a una ensoñación que a una vida real. Catherine sueña en secreto con el amor que siente por el Barón Roland de la Faille (Raymond Rouleau), un personaje misterioso que intriga a los desconfiados habitantes del pueblo por su pasado errante y, ante todo, su mano derecha, siempre cubierta por un guante que parece ocultar una terrible enfermedad.
Estos rumores acerca de la misteriosa figura del Barón son propagados por Villard (Robert Le Vigan), el maestro del pueblo, pretendiente en vano del amor de Catherine. A la contra de este ambiente melodramático que cede demasiado terreno a una melancolía carente de fuerza, juegan los dos elementos fundamentales de la película: la madre Michel (Marie-Hélène Dasté), y el acontecimiento que da nombre a la historia: El asesinato de Papá Noel.
El personaje interpretado por la magnífica Marie-Hélène Dasté, aporta a la película su aspecto más cercano al cine nórdico, acercándose incluso —mediante el aspecto fantasmagórico del personaje y su inquietante y vehemente búsqueda de un gato que nadie ha visto—, al cine de terror.
Como si de un espectro que guarda luto se tratase, Dasté deambula por la película en un continuo contraste; su lánguida presencia contrasta con la alegría y expectación navideñas —reflejadas especialmente en los niños, incluso en aquel que lucha contra una enfermedad cuyos síntomas remiten ante la inminente llegada de Santa Claus—, contrasta con el amor soñado por Catherine, con la noble figura del Barón, con la persistente pasión del maestro, con la sabia dejadez de los ancianos del pueblo, contrasta su negra y sombría figura, con la nieve que todo lo rodea.
Contrasta su figura, y contrastan sus palabras que, además de indagar continuamente acerca de ese gato que no parece existir más allá de su locura, advierten mediante una serie de enigmas de una fatalidad, de un hecho terrible que, como el invierno, se cierne poderoso sobre el pueblo. Y finalmente, la tragedia —teñida eso sí, de un notable sentido del humor—, aparece en escena, contrastando con las melifluas tribulaciones de los enamorados y las grandes esperanzas que los infantes tienen puestas en la Navidad.
Una mano oculta asesina a Santa Claus, que aparece muerto en medio del invierno, oculto en lo que comenzaba a ser su sepulcro de viento y nieve, pero descubierto a tiempo por dos pequeños aventureros que lo descubren en medio de las montañas.
Una vez puesta en escena la tragedia, el misterio irrumpe en la película, y, a modo de policíaco, el film de Christian-Jaque se adentra en los terrenos del Noir, para descubrir, entre conspiraciones y acusaciones ladinas, y bajo un halo trágico y desesperado propio de un cuento de Navidad de Charles Dickens, quién es el responsable del asesinato de Papá Noel.
La trama sigue su curso, y tras mucho tiempo sometida a un olvido que —aun si ser ni mucho menos una obra maestra—, la película de Christian-Jaque no merece, recorre un extraño laberinto de personajes soñadores, insólitos y pasionales envueltos en un dilema:
El asesinato de Papá Noel.
https://archive.org/details/the-killing-of-santa-claus-1941
Feliz viaje de vuelta hacia la noche. #SHADOWSRULES
David Salgado.
©24 sombras por segundo. Diciembre 2022.