UNWELCOME.
IRLANDA BAJO LAS FUERZAS OSCURAS.
Unwelcome no es la primera película en la que Jon Wright sume a Irlanda bajo el poder delirante del fantástico y el terror de la Serie B. Con Grabbers (2012), Wright sometió a su tierra natal a una serie de aventuras marcadas por la sátira costumbrista y el desvarío alienígena.
Pero en Unwelcome, Wright ha dado un enorme paso hacia las profundidades del folclore, de los cuentos en los que nace el terror.
Wright no inventa la rueda, claro, pero gira en torno a ciertos factores que dentro del terror actual pueden considerarse arriesgados.
Unwelcome comienza con breve prólogo urbanita y británico al 100% que, si bien auspicia cierto aburrimiento, derrota los prejuicios en favor de una Home Invasion urbana, perfectamente adaptada a la época actual, y ante todo, veloz y violenta.
El primer acto de esta especie de comedia de los horrores no concede tregua de ningún tipo y retiene la atención.
Tras sufrir el primer ataque, la pareja protagonista, Maya (Hanna John-Kamen) y Jamie (Douglas Booth) deja atrás la urbe y las normas por las que la sociedad moderna se rige —incluidas sus barbaridades— y se adentra en la profundidad del bosque, el folclore y las fuerzas ancestrales del acervo mágico europeo.
Tras ese preámbulo costumbrista, contemporáneo y urbanita, comienza el viaje hacia el corazón de la película, que late envuelto en niebla y colores fascinantes.
El poder de Unwelcome no radica en las palabras, son las imágenes a modo de ensoñaciones coloreadas quienes la alimentan.
REDCAPS VS STRAW DOGS.
Teniendo en cuenta que la naturaleza de esta película se basa en la deformación del espíritu feérico del bosque, parece un disparate mencionar la obra capital de Sam Peckinpah, Straw Dogs. Pero bajo la luz y los colores extraños y seductores del cuento de hadas salvajes, los humanos se transforman en perros de paja.
No es que Unwelcome profundize con una gran habilidad y acierto en las cuestiones accesorias que aborda, pero la relación entre los británicos urbanitas y el mundo rural irlandés, la colisión entre la ciudad y el bosque, los aspectos relativos al ego y emociones entre los géneros y sus supuestos roles, y la condescendencia de la vida moderna con respecto a las creencias ancestrales y en cierto sentido telúricas, están ahí, acompañando al verdadero órgano vital de la historia; un órgano atávico, feérico y terrible tanto en su agresividad como en su siniestro componente cómico.
Wright no descuida los pasos del proceso; los recién llegados al viejos mundo son recibidos, estudiados, aceptados, rechazados y advertidos por todos los roles clásicos que ha de desempañar un papel en este cuento. Ante la puerta que divide la humanidad y la leyenda, los invasores son informados de las reglas necesarias para mantener el equilibrio.
Es decir, tras un principio vertiginoso, un intervalo en el que la ambientación juega con los colores y la atmósfera totalmente a favor del cuento y el misterio tradicionales (la fotografía en el bosque es una de sus mejores bazas), y una tensión entre los personajes que se sirve de la premisa de Perros de paja —en base sobre todo a un reparto secundario que supera considerablemente a los protagonistas— Unwelcome se hace esperar en su tramo intermedio.
Quizá demasiado, pero aquí la paciencia se verá recompensada…
Las virtudes mostradas en el prólogo y la presencia (insinuada al principio) de las criaturas que han de adueñarse de la película —especialmente en un último tramo que revitaliza el conjunto—, compensan esa espera a lo largo de un camino con altibajos, especialmente en las interpretaciones de la pareja protagonista (aunque ella se mantiene mucho más sólida que él).
Pese a los escollos, quien se deje seducir por la indiscutible belleza de la película (la fotografía de Hamish Doyne-Ditmas es impresionante), obtendrá su recompensa en forma de un estupendo acto final.
Los Redcaps (las criaturas propietarias de esta historia) están en la película casi permanentemente; de hecho son tanto la parte activa como la resistencia a la segunda Home Invasion que sufrirán los protagonistas.
Al principio están ahí como una sensación en forma de superchería rural que contar en los interminables atardeceres de la campiña, en forma de los colores que tiñen el aire, en forma de la niebla que envuelve el bosque y la oscuridad en la que el color del vestido de la protagonista parece brotar del papel de los cuentos ya perdidos en el olvido de la sociedad actual.
Esos Redcaps, sus fuerzas y costumbres tan antiguas como el mundo, suponen una especie de lado oscuro del universo de Jim Henson.
Esas pequeñas, poderosas, divertidas, salvajes y cómicas criaturas, recuperan con su presencia física el ritmo de la película, lanzándola hacia un último tramo que (al fin) sabe liberarse de cualquier tipo de freno para dejar que todo aquello que la nueva sociedad —tanto la rural como la urbana— conoce se destruya sin remisión, entrando de lleno en un festival de fuerzas ocultas, magia, reinas del bosque, ritos de sangre y todo tipo de secretos que ya no han de guardarse por más tiempo.
Y aunque ese es precisamente (tiempo) el factor que le falta a la película cuando la llama es más intensa —a partir de aquí la historia podría extenderse indefinidamente— pues el tiempo de la magia oscura, su nueva reina y sus siervos ha llegado.
Contemplar la muerte en este jardín donde los Redcaps luchan a muerte con los Perros de paja, matándose sin perder su sonrisa salvaje, hace que a la postre, Unwelcome sea una bonita fiesta a la que asistir.
https://www.filmin.es/pelicula/unwelcome
Feliz viaje de vuelta hacia la noche. #SHADOWSRULES
David Salgado.
©24 sombras por segundo. Enero 2024.