LAS ZAPATILLAS ROJAS. (MICHAEL POWELL & EMERIC PRESSBURGER, 1948).

VERSOS Y LÁGRIMAS EN TECHNICOLOR.

Las zapatillas rojas es la película más bonita —en el sentido más estricto de la palabra— que he visto en mi vida. Algo tan especial necesita una no tan breve introducción.

The red shoes. (Independent Producers. 1948).
The red shoes. (Independent Producers. 1948).

Para abordar esta película necesito reducir el cine a sus elementos más básicos, a sus fuentes primarias en general y las influencias de las que bebe la película en concreto. Y es que esta película no sólo supone para mí lo más bonito que he visto nunca, también supone una historia de justicia que siento la necesidad de contar.

El cine es un sueño, una especie de hijo predilecto del siglo XX y el teatro, un hijo nacido con una misión: poner en movimiento la pintura, darle voz a la literatura y hacer que todo avance al ritmo de la música.

Moira Shearer y Robert Helpmann. (The red shoes. Independent Producers. 1948).
Moira Shearer y Robert Helpmann. (The red shoes. Independent Producers. 1948).

Esto fue así desde su nacimiento, y desde su nacimiento el negocio del cine americano se basó en coger lo que otros habían hecho, exprimirlo al máximo, envolverlo para regalo y vendérselo al resto del mundo como algo propio.

Si el cine pretendía poner en movimiento la pintura desde su nacimiento —y a pesar de que el blanco y negro y sus sombras moviéndose a veinticuatro fotogramas por segundo fueron el lenguaje visual por excelencia durante mucho tiempo—, el color sería una de las principales bases sobre las que sustentar al recién nacido.

Y así fue como sucedió. Entre 1898 y 1906, un soldado británico llamado William Norman Lascelles Davidson llevó a cabo una serie de intentos por obtener imágenes cinematográficas en color, después, en 1906 su compatriota George Albert Smith —basándose también en el trabajo del inventor Edward Turner—, creó el Kinemacolor, un proceso para aportar a la película en blanco y negro los colores rojo y verde filtrados alternativamente.

Todo esto ocurrió siempre dejando injustamente en la sombra y el olvido a uno de los más ignorados pioneros del cine como un invento tan científico como artístico: William Friese-Greene, quien a pesar de haber sido socio de Davidson, y de terminar arruinado y olvidado, ganó la guerra de patentes frente al Kinemacolor, algo que aun propiciando la caída en desuso del invento de Turner, no logró reportar a Friese-Greene el reconocimiento que su pasión y contribución al cine merecen.

Así, a grandes rasgos empezó a desarrollarse uno de los objetivos primarios del cine como medio de expresión artística.

El británico Kinemacolor —a pesar de su disputa con el malogrado Friese-Greene—,  funcionó entre 1908 y 1914 para intentar poner en movimiento las pinturas de los grandes maestros universales. Pero faltaba algo, un paso más para conseguirlo.

En 1916, el norteamericano Herbert Kalmus inventó el Technicolor, el proceso más universal para aportar color al cine hasta la llegada muchos años después del Eastmancolor.

Este proceso empezó utilizando las bases a dos colores del Kinemacolor, pero finalmente Kalmus y su mujer Natalie aportaron lo que faltaba, el tercer color.

Así, bajo un apoyo incondicional y una férrea supervisión por parte de Natalie que mantendría el resto de su vida, el milagro británico se convirtió en yankee, se hizo universal e inmortal y consiguió uno de los objetivos vitales del cine: dar movimiento a los grandes maestros de la pintura.

Las sombras se tiñeron de color, la literatura habló y todo avanzó al ritmo de la música. Si el cine es un sueño mágico, el Technicolor un milagro y la música el sonido convertido en belleza, Las zapatillas rojas es la cima del sentido vital cinematográfico.

Es, además, la justicia poética filmada. Con el Technicolor americano en la cumbre de su éxito, una película completamente británica se convirtió en su ejemplo más hermoso. Es decir, las cosas se pusieron en su lugar.

Ahora, si no se han ido todavía, me centraré en la película.

Moira Shearer. (The red shoes. Independent Producers. 1948).
Moira Shearer. (The red shoes. Independent Producers. 1948).

ANDERSEN, CARDIFF, POWELL & PRESSBURGER.

LAS ZAPATILLAS ROJAS. LA TRÁGICA POESÍA DEL CINE PINTADO.

Todas las colaboraciones entre los directores británicos Michael Powell y Emeric Pressburger supusieron películas absolutamente maravillosas. Las tres películas en las que Powell, Pressburger y el director de fotografía británico Jack Cardiff trabajaron juntos son progresivamente la belleza visual en sí misma. Pero en su última colaboración volaron todo por los aires.

Grischa Ljubov. (The red shoes. Independent Producers. 1948).
Grischa Ljubov. (The red shoes. Independent Producers. 1948).

Las zapatillas rojas es una miscelánea demoledora, una obra salvaje y poética con múltiples cunas y una condición trágica capaz de llevar a cualquiera a la tumba. Nace de la literatura de Hans Christian Andersen, la premisa y el desarrollo principal transcurren fieles al cuento del autor danés, pero el guion bebe de más fuentes que alimentan sus tramas secundarias, aunque para nada olvidables.

A través del oscuro cuento de hadas, Powell y Pressburger conducen al espectador por los caminos de Fausto y Mefistófeles.

El personaje de la irrepetible Moira Shearer ama al interpretado por Marius Goring, pero ningún amor terrenal puede con el infierno ni la pasión. Como en el cuento de Andersen, Shearer está condenada a bailar hasta la muerte, y como en Fausto se ve obligada a renunciar a su amor terrenal por culpa del diablo. Un demonio revestido de maestro interpretado por Anton Wallbrook.

Moira Shearer y Robert Helpmann. (The red shoes. Independent Producers. 1948).
Moira Shearer y Robert Helpmann. (The red shoes. Independent Producers. 1948).
Anton Walbrook. (The red shoes. Independent Producers. 1948).
Anton Walbrook. (The red shoes. Independent Producers. 1948).

Sin embargo, las magníficas interpretaciones, la maravillosa y sensible dirección y el certero desarrollo del guion no son solo las claves que elevan la película a la cima. La fotografía de Jack Cardiff, la música de Brian Easdale, la coreografía de Robert Helpmann y la puesta en escena de Arthur Lawson hacen de Las zapatillas rojas lo que es: la película más bonita e hipnótica que he visto en mi vida.

Moira Shearer. (The red shoes. Independent Producers. 1948).
Moira Shearer. (The red shoes. Independent Producers. 1948).
The red shoes. (Independent Producers. 1948).
The red shoes. (Independent Producers. 1948).

Su fotografía eleva a lo más alto el Technicolor y la pintura, desde las luces suaves de Vermeer hasta el tenebrismo y las sombras retorcidas de Caravaggio, Rembrandt, Gericault, Ribera, Goya
su puesta en escena bebe y rinde homenaje a las imágenes oníricas y tétricas de Eisenstein en su Iván el terrible e incluso anticipa los dos Orfeos de Jean Cocteau.

Moira Shearer y Robert Helpmann. (The red shoes. Independent Producers. 1948).
Moira Shearer y Robert Helpmann. (The red shoes. Independent Producers. 1948).
Moira Shearer. (The red shoes. Independent Producers. 1948).
Moira Shearer. (The red shoes. Independent Producers. 1948).

Han pasado setenta y tres años desde que Cardiff, Powell y Pressburger llevasen a la cima las bases del cine. A lo largo de mi vida han pasado ante mis ojos miles de películas. Yo no soy nada para el cine ni aquello que lo compone, pero el cine y todo aquello que le da forma lo es todo para mí.

Moira Shearer. (The red shoes. Independent Producers. 1948).
Moira Shearer. (The red shoes. Independent Producers. 1948).
The red shoes. (Independent Producers. 1948).
The red shoes. (Independent Producers. 1948).

Mi manera de entender las cosas, de relacionarme y amar a las personas que dan sentido a mi existencia se basa en todas las formas de expresión que hacen posible el cine. Y todas llegan a lo más alto en esta película.

Las zapatillas rojas es la mezcla más hermosa de música, literatura y pintura que veré en mi vida. Es una poesía trágica y extenuante fiel a la crudeza original de Andersen. Hay películas que me gustan más, mucho más. Pero esta es la película más bonita que tendré la suerte de haber visto jamás.

The red shoes. (Independent Producers. 1948).
The red shoes. (Independent Producers. 1948).

Si el cine es un sueño aquí es donde quisiera dormir para siempre.

https://www.filmin.es/pelicula/las-zapatillas-rojas

Feliz viaje de vuelta hacia la noche. #SHADOWSRULES

David Salgado.

©24 sombras por segundo. Marzo 2021.

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