RICCARDO FREDA.
SWORDS, SANDALS AND… FOG.
Lo spettro no solo supuso la continuación de la magnífica película de Riccardo Freda, L’orribile segreto del Dr. Hichcock, rodada el año anterior, en 1962.
Esta nueva incursión de Freda en el género de terror, fue una especie de excepción que confirmó una regla no escrita, pues el director de origen egipcio, adopción italiana y firma anglosajona (firmaba habitualmente bajo el nombre de Robert Hamton), nunca se sintió atraído por las características del género para el que realizó siete películas.
La carrera de Freda fue larga y prolífica, entre 1942 y 1981 dirigió cuarenta y siete películas, la mayor parte dentro del género al que dedicó sus ilusiones y su vida: el Péplum a la italiana, o tal y como el mundo anglosajón bautizó a las producciones italianas de aquellos días: el «Sword-And-Sandal».
Pero a pesar de no sentir amor por el género y de encargar la finalización de sus dos primeras películas de terror a su director de fotografía por aquel entonces (el mito del género, Mario Bava), Freda dotó a todos sus títulos terroríficos con una eficacia tan profesional como sensible.
Así, desde las primitivas I Vampiri (1957), Caltiki il mostro immortale (1959), sus dos aportaciones al terror gótico, y un irónico canto del cisne entregado al Giallo con L’iguana dalla lingua di fuoco (1971), Estratto dagli archivi segreti della polizia di una capitale europea (1972) y su última película, Murder Obsession (1981), Freda trazó el tramo final de su cine alejado de la épica que amaba y envuelto en la niebla y los gritos por los que nunca llegó a sentir afecto.
Pese al desafecto de su autor con respecto al género y la distancia que marca con su título anterior, Lo spettro supone una estupenda aportación al universo de la Serie B enmarcada en el cine italiano.
LO SPETTRO. EL ESPÍRITU BURLÓN.
Lo spettro cuenta con todos los elementos clásicos que se vieron renovados por la fuerza del color con la que la Hammer tiñó la sangre durante la tercera era dorada de los horrores.
Cuenta también con la herencia anglosajona de los nombres de algunos de los protagonistas de su antecesora, L’orribile segreto del Dr. Hichcock, cuenta con una atmósfera propia de las obras de Edgar Allan Poe, con la impagable presencia de la reina del terror italiano, Barbara Steele, y cuenta con un sutil y británico sentido del humor que incluye la presencia de un personaje llamado Dr. Livingstone…
Cuenta con todo esto, pero Lo spettro no cuenta la verdad…
Obviamente, sesenta años después de su nacimiento y del auge de esta vertiente del cine de terror, el argumento de Lo spettro no supone sorpresa alguna, pero su elegante ambientación retratada por la fotografía de Raffaele Masciocchi y un cuarteto interpretativo volcado en la causa, hacen de la mansión en la que transcurre la trama una interesante parada.
Margaret Hichcock (Barbara Steele) y su amante, el Dr. Charles Livingstone (Peter Baldwin) asesinan a su marido, el Doctor John Hichcock (Elio Jotta), quien —en uno de los guiños a Poe que Freda utiliza—, se muestra como una especie de Señor Valdemar en su obsesión por recorrer las sendas desconocidas que pretenden existir más allá de la enfermedad y la muerte.
Tras caer víctima de las conspiraciones de Margaret y Livingstone, una sucesión de acontecimientos extraños en los que el ama de llaves, Catherine Wood (Harriet Medin), adquiere una especial relevancia, dividen la trama entre el terror clásico y el misterio propio del universo de Agatha Christie o Conan Doyle, anticipando en cierto modo los preceptos del Giallo y su mezcla de terror y factores policíacos.
Así, Freda elabora un interesante relato gótico que mantiene su atractivo en base a una impecable ambientación y la acertada dirección de un cuarteto protagonista que divide su fuerza entre el mundo de los vivos (Steele y Baldwin), un magnífico elemento intermedio (Medin), y el extraño e intermitente retorno de entre los muertos del Doctor Hichcock.
Estos misteriosos viajes de ida y vuelta entre los dominios de la muerte y el mundo de los vivos, representados mediante todos los elementos clásicos del género (pasadizos secretos, criptas lúgubres, tapices y cortinas que ocultan figuras siniestras, voces y rostros que parecen sombras furtivas en noches de tormenta…), forman un lienzo lo bastante sólido como para mantener el interés del espectador en las pinceladas con las que Freda elabora el retrato de su particular espíritu burlón.
El misterio británico de las novelas de Christie y Conan Doyle se cierne sobre los vivos culpables, paralelo al horror del espectro que (en su naturaleza oscura inspirada en Poe), ha vencido a la muerte y la enfermedad, y ahora se alza para burlarse de sus asesinos mediante la teatralidad y el engaño para —tras una última vuelta de tuerca—, representar el último acto sumido de lleno en la irónica tragedia a merced del destino que (como en toda novela de misterio que se precie), invierte toda previsión de los factores.
Pese a su desafecto hacia el género, Freda hace de Lo spettro un eficaz, interesante y poliédrico cuento de terror sobre el extraño caso de un espíritu burlón.
Al fin y al cabo, «Se non è vero, è ben trovato…»
https://m.ok.ru/video/1692497414762
Feliz viaje de vuelta hacia la noche. #SHADOWSRULES
David Salgado.
©24 sombras por segundo. Abril 2023.