EL FANTASMA DE LA LIBERTAD, POR DINO RISI.
Il sorpasso no es solo una película del gran Dino Risi, no es solo una de las casi incontables películas maravillosas nacidas al amparo de la posguerra tardía y los efectos del Plan Marshall. Es mucho más.
Es uno de los ejemplos más sólidos de la importancia que el cine italiano y español tuvieron durante el neorrealismo y los caminos que la sociedad, la economía, las formas de expresión y la psicología masiva tomaron en las décadas posteriores al sufrimiento y miedo descarnados que protagonizaron los primeros años de paz.
Así, durante el descontento y vacío existencial coexistente con el entusiasmo y los sueños de libertad —social y económica— de los años sesenta, y extendiéndose a un discurso más radical contra los poderes clásicos ejercidos con violencia y descarada corrupción -tanto desde el poder como desde la resistencia- las dos columnas de Hércules que a sendas orillas del Mediterráneo fueron los cines italiano y español, supusieron un punto de inflexión y un sólido referente cultural.
Transcurridos los años trágicos durante los que la miseria y los fantasmas hambrientos deambulaban por la Europa en ruinas retratada por los gigantes neorrealistas, había llegado el momento de profundizar sobre algo menos trágico sobre el papel, pero igual de dramático en el fondo: la recuperación económica y el resurgir social del que la Europa de los años sesenta habría de beneficiarse, alimentada por las mieles del Plan Marshall.
Algo que la sátira afilada y ansiosa por contar la verdad de la generación de Berlanga, Buñuel, Saura, Mur Oti, el policíaco español de los años cincuenta, la escuela de Barcelona y un impagable etc. esperaban como el sol que parecía haberse puesto para siempre, algo que sus colegas mediterráneos secundaron, llamando a su irreverente y sagaz movimiento « Commedia all’italiana».
Aquel movimiento generó un nuevo imperio romano cinematográfico que se extendió desde la década de los cincuenta hasta principios de los ochenta, recorriendo los años de miseria, los años del espejismo juvenil y económico, los años de plomo, y los primeros años de una década no menos necesitada de sus servicios e inspiradora de nuevas historias, pero que ya no daría cabida a este pilar cultural.
Pero volviendo a los días de gloria de la acidez crónica con la que los retratistas italianos pintaron aquella época, encontramos una serie de nombres absolutamente imprescindibles para hacer posible y comprender todo el cine de su época: Mario Monicelli, Luigi Comencini, Ettore Scola, Lina Wertmüller, un largo etc., y por supuesto, el único que aportó a la maravillosa farsa que es el cine veracidad y rigor científicos: Il dottore, el psiquiatra que aplicó su ciencia médica a lo largo de 85 películas entre 1946 y 2005: Dino Risi.
Antes que cineasta —o más bien al mismo tiempo— Dino Risi fue médico, concretamente especializado en psiquiatría.
Tal vez fue su dominio de la mente lo que le aportó una visión tan clara de las diferentes personalidades y comportamientos humanos, una ventaja que sin duda aprovechó para perfilar los personajes de sus películas y sus certeros guiones, llenos de lecturas y significado.
Esto se manifiesta en su cine en general, pero creo que Il sorpasso es la película en la que Risi más juega con las personalidades de los personajes, o al menos, la muestra más clara del juego psicológico que a veces supone el contraste, el encuentro con aquello que nos genera rechazo y atractivo a partes iguales.
Risi plantea en su película la libertad como un fantasma, igual en cierto modo, y distinto en casi todos los aspectos a como lo haría Buñuel en su propia El fantasma de la libertad.
IL SORPASSO. CARPE DIEM, HEDONISMO FRÉNETICO Y… MEMENTO MORI.
Hay fantasmas en Il sorpasso, por todas partes.
La propia Roma es una ciudad fantasma cuando Bruno Cortona, (Vittorio Gassman), irrumpe a toda velocidad en su coche, quebrantando el silencio de la festividad de Ferragosto, un día en el que por tradición la gente abandona la ciudad en busca de playas en las que combatir el calor veraniego.
La ciudad duerme, o como un fantasma aguarda el regreso a la vida, cuando Bruno desvela su sueño. Busca un teléfono, pero todo está cerrado, y en su búsqueda cruza la mirada con un silencioso testigo. Roberto Mariani, (Jean-Louis Trintignant), un joven estudiante de derecho recluido en su casa, ofrece a Bruno la posibilidad de utilizar su teléfono. Y así, sin más, empieza una trepidante aventura.
El amable e insignificante gesto entre dos desconocidos desata una road movie que narra un viaje sin fin, una aventura frenética en la que la elocuencia viaja veloz a bordo de ese Lancia Aurelia que mimetiza su elegancia decadente con la del personaje interpretado por Gassman. El oportunismo, la energía y la ausencia de moldes a los que adaptarse generan la amistad entre dos mundos opuestos.
Il sorpasso es la esencia del cine. Una historia que recorre el espacio y desafía al tiempo, una historia sostenida por la dirección, el guión y las interpretaciones, por la vida que Gassman Y Trintignant aportan a ese estudio del ser humano que el Doctor Risi elabora con la precisión de un cirujano.
Bruno no es más que la proyección de los sueños vitales frustrados por la propia vida de Roberto, ambos forman una contradicción, ambos forman la némesis del otro.
Bruno habla en voz alta, luce su cuerpo inmune a los complejos del principio del fin de su juventud, y recorre el espacio como si jamás tuviese tiempo, hablando y moviéndose deprisa. Él y su coche se expresan sonoramente, con una musicalidad y exceso que provocan reacciones y sentimientos encontrados en Roberto, un muchacho tímido por imposición social, con una rutina cronificada que rechaza la voz alta de Bruno mediante reproches y dudas expresadas con una voz en off que solo él y el espectador pueden oír, pero que Bruno intuye, y de la que se burla animando al muchacho a despreciar aquello que lo empuja a rechazar la diversión que tanto ansía.
Il sorpasso es una película de continuos contrastes. Pero hay más.
Como buen doctor, Risi radiografía la ciudad, el cine —la alusión a Antonioni es tan maravillosa como polémica— los caminos y gentes que recorren las carreteras italianas por las que la amistad entre los dos protagonistas avanza en un frenético crescendo.
De la Roma muerta en brazos de la festividad, a las numerosas vidas que ambos ven desde el retrovisor perdiéndose en ese camino que no han de volver a pisar, los dos amigos recorren el país para finalizar en el mar, en las playas que ofrecen a los dos un verano eterno, un inmenso cielo azul bajo el que, a ritmo de jazz y twist, todo es posible si eres lo bastante rápido, lo bastante listo como para tener la respuesta a cualquier pregunta, a cualquier reproche o a cualquier enemigo que tu propia conducta te haya declarado por el caótico camino hacia la libertad.
Esa libertad que no siendo más que un fantasma, una ilusión que dura para Roberto lo que una breve, imposible e intensa aventura, es —aun viéndose obligado a rechazarla— todo lo que quiere. Un amigo, un verdadero desconocido que le muestre la verdad, que le indique el camino que nunca volverá a tomar.
Los dos amigos en los que Risi se apoya para redactar su crónica de la época concreta de un mundo que siempre será el mismo, hablan y comparten el amor, la ruina, la efímera riqueza, los días de verano, las noches suaves, la separación, el reencuentro… el contraste continuo y necesario que equilibra el hedonismo frenético y el Carpe diem de Bruno, con el Memento mori que frena el espíritu de Roberto, quien, finalmente seducido por la estridente sirena del encantador y decadente Lancia Aurelia donde ambos viajan, grita como el fantasma de la libertad.
Después, cuando el camino termina, de repente llega el último verano. Con una habilidad, talento y sensibilidad narrativa incomparables, Risi elimina el cielo azul, el mar pierde la calma y Vittorio Gassman borra la sonrisa del rostro de Bruno.
Pero la tristeza, como la tragedia para la comedia, solo es una máscara, una forma de ver de la vida. Como Il sorpasso en sí misma.
Hay quienes pretender ver en la película una lección, una advertencia por parte del doctor que fue Dino Risi. Yo solo veo una película habitada por fantasmas en busca de la libertad.
https://www.filmin.es/pelicula/la-escapada
Feliz viaje de vuelta hacia la noche. #SHADOWSRULES
David Salgado.
©24 sombras por segundo. Marzo de 2022.