SPEAK NO EVIL. EN LA BOCA DEL MIEDO, POR CHRISTIAN TAFDRUP.
No, claro. Speak No Evil no descubre la esencia del cine nórdico y sus ambientes siempre próximos —o directamente adentrados— en el universo del terror que emana de las mentes condenadas al silencio y el sufrimiento. Y por supuesto no hay —más allá de la licencia que me he tomado— relación alguna entre este título y la descomunal película de John Carpenter, In the Mouth of Madness.
Tampoco es descubrir la pólvora recurrir a estas alturas a la incomunicación, el dolor y la inmensa tristeza y frustración como herramientas narrativas a favor de una película. Hay varias décadas dedicadas en diferentes latitudes a estos factores humanos que engendraron numerosas obras maestras.
No es descubrir la pólvora, pero es el material con el que el fuego contenido de esta película recorre lentamente su camino hacia la explosión, hacia la fatalidad sin retorno y la resignación que contrasta— en su templada subordinación a los dictados sociales—, con la desazón que (tal vez), domine al espectador que decida sostener el pulso flemático de este mal que no habla.
EL LADO OSCURO DEL COMPROMISO.
Igual que Richard Fleischer habló en su día de un mal ciego en su (esta sí, y no estoy estableciendo comparaciones) magistral See No Evil, las habituales formas gélidas del cine nórdico trasladan la desventaja sensorial ante la presencia del terror a uno de los terrenos más explorados y mejor explotados por el cine que surgió del frío: la incomunicación.
El mal que habita en Speak No Evil traza líneas paralelas para avanzar, y como la fuerza silente que es, se muestra sutilmente.
El terrible abismo de la soledad y abnegación individuales sometidas al colectivo que, irónicamente, ha sido construido por el mismo individuo al que elimina, se muestra al espectador una sola vez por medio de la boca de un niño físicamente incapaz de verbalizar un sufrimiento extraño durante gran parte de la película, y desesperadamente elocuente cuando no hay vuelta atrás.
Solo una sutil e inusual indicación hacia el abismo, sin las pistas posteriores que cabría esperar de una trama que circula en esta dirección. Sin notas, señales e intentos de salvación.
Solo esa boca infantil mutilada que en su incapacidad física habla con un gesto grotesco del silencio que somete a los adultos a un protocolo llevado a un paroxismo letal, sometiendo al individuo a sus propios dictados.
Todo el sufrimiento y la conducta salvaje que se desencadena en la trama de esta especie de viaje de los malditos gira en torno al compromiso, a los protocolos sociales y la necesidad (forzosa y forzada) de responder a una serie de preceptos sociales que sirven aquí como camino de vuelta a un territorio que por primitivo resulta inexplorado.
El extraño vínculo social que Bjørn (Morten Burian), Louise (Sidsel Siem Koch) y su hija Agnes (Liva Forsberg) adquieren con Patrick (Fedja van Huêt), Karin (Karina Smulders) y su hijo Abel (Maruis Damslev) desembocará —tras una serie de decisiones escritas en el guion que debilitan relativamente la solidez y el ritmo de la película— en un derroche de fuerza que (como la puerta de acceso al mundo en el que vive Abel), suponen el paradigma de todo el horror que puede habitar en el silencio y la contención, en el lugar al que se accede por esa oscura y vacía boca del miedo.
Speak No Evil puede observarse como una especie de enfrentamiento de clases, como una suerte de venganza airada e irracional hacia según que clases sociales, pero lo cierto es que su verdadero poder reside en el silencio y la furia. Un lugar en el que el protocolo solo conduce a la oscuridad y la naturaleza del humano perdido en el olvido generado por una civilización más virtual que propia de la especie.
Aparte de ese genial, efímero y sutil uso del lenguaje cinematográfico que brota del silencio oscuro que vemos en la boca abierta de Abel, lo realmente interesante de la película radica en ese fuego frío e interno que hace de la contención y la resignación un dolor constante que rinde la vida a las normas establecidas.
Ese pesar denso ralentiza el avance de una historia que en realidad empieza por el final, por la muerte a la que los vivos ya se han rendido, permitiendo que todo lo que ocurre, haya de ocurrir.
Hay, cuando ese fuego frío explota tras la secuencia más frenética de la película que irónicamente tiene lugar en el espacio más cerrado, una pregunta cuya respuesta resume perfectamente la razón de ser de Speak No Evil:
<<¿Por qué hacéis esto?>>
<<Porque tú me lo permites>>.
No es poco lo que nos cuenta este mal que no habla.
No es poco esta magnífica película acerca de muertos vivientes.
https://www.primevideo.com/-/es/detail/Speak-No-Evil/0M20D3C53Z3X808KLHMFQFHV97
Feliz viaje de vuelta hacia la noche. #SHADOWSRULES
David Salgado.
©24 sombras por segundo. Junio 2024.