JÓZSEF GÉMES.
DE CINE, HÉROES Y LIENZOS.
Daliás Idök (Heroic Times o Las crónicas de Dalias en otras lenguas), debería ser, por justicia, un hito en el cine de animación. No lo es, como tampoco el nombre de József Gémes figura entre los más celebrados del cine húngaro, que posiblemente sea el más olvidado en la inmensa cinematografía de Europa del este. Sin embargo, el olvido no resta valor a un cine (el húngaro) y un cineasta como Gémes, ambos con mucho que ofrecer al espectador.
Bartók, Lugosi, Tarr… parece que la cuna húngara reserva la gracia para el nombre Béla, pero bajo la luz de las estrellas hay tesoros a reivindicar. Alexander Korda, Márta Mészáros, Miklós Jancsó, István Szabó, László Ranódy… una larga y en absoluto desdeñable lista de cineastas húngaros que incluye a József Gémes, un nombre que, aunque enterrado en el olvido, contribuyó notablemente al alzamiento del cine de animación.
Once títulos en tres décadas no hacen de la filmografía de Gémes algo especialmente prolífico, pero al menos cuatro de sus once películas merecen un lugar de honor, y Daliás Idök debería ser un referente incontestable.
Si bien es cierto que la gloria de la animación cinematográfica está reservada en el mundo clásico anglosajón al imperio de Walt Disney, y en el terreno alternativo reinan Japón y el cine checoslovaco, hay dos nombres ligados a las sensaciones que transmite el peculiar estilo de esta película: su autor, József Gémes, y un gigante que vive injustamente a la sombra, Aleksandr Pthushko.
Pthushko fue apodado inicialmente como el Disney soviético, pero realmente aportó a su cine —y al ajeno, valga como ejemplo la maravillosa El viyi— un aspecto visual totalmente entregado a la narrativa mucho más cercano a Ray Harryhausen en la técnica y a Mario Bava en la atmósfera, desarrollando una especie de fantasía épica (a veces animada, a veces en imagen real) que resulta la característica principal de Gémes y su particular cuento de caballerías en torno al folclore de su país.
Daliás idök es, en su sentido más literario, una especie de Quijote animado cabalgando por los Cárpatos.
DALIÁS IDÖK.
CUADROS DE UNA EXPOSICIÓN.
Aunque no existe una relación directa entre la película de Gémes y la monumental obra de Modest Músorgski, Cuadros de una exposición, sí es posible hablar de una conexión ilusoria, pues ambas obras parten de relatos míticos y ancestrales, ambas resultan ser una hermosa y sugerente narración de cuentos, y, ante todo, la película de Gémes se desarrolla, gracias a su excepcional y prácticamente única técnica de animación al óleo (aquí entronca de nuevo con otro ruso de oro en la animación, Aleksandr Petrov), como una exposición de cuadros en movimiento.
Sobre el papel, y teniendo en cuenta que la película fue realizada en 1983 (con todo lo que conlleva tan avanzada edad del siglo XX y las crónicas distópicas y futuristas que copaban la atención del público, véase Heavy Metal como ejemplo), abordar un poema épico escrito en el siglo XIX que narra las gestas de un caballero medieval en la Hungría del siglo XIV, era una declaración de intenciones suicidas en toda regla.
Pero, como buen personaje quijotesco, Gémes desafió a los gigantes.
Daliás Idök parte de la Trilogía Toldi, una obra épica escrita por el poeta húngaro János Arany entre 1846 y 1879, que narra las gestas de Miklós Toldi, un personaje divido entre el mito y la existencia real durante gran parte del siglo XIV.
Con semejante punto de partida, la película habría de ceñirse por lógica a las gestas de la caballería medieval y su idiosincrasia, lo cual acercaba la obra de Gémes a las formas de Disney y sus clásicos sobre caballeros, castillos, princesas, traiciones, ambiciones y demás… un imaginario que en pleno 1983 resultaba intolerable por afectado y desfasado, y que en su batalla contra los gigantes galácticos de cromo y neón, habría sucumbido aplastado sin remisión.
Pero Gémes eludió la debilidad de su ejército, armando la película con el poder implacable de la pintura.
Así, con la inestimable ayuda de György Varga en la fotografía, la vetusta voz de Gyula Szabó, que con su narración supo transformar la poesía épica en cautivadora filosofía, y la acertada música de János Decsényi, Gémes enterró todo cuanto de afectado y caduco pudiesen tener la crónicas medievales, y atacó sin piedad con el poder tétrico, oscuro y terrible de su ejército pictórico, que se alzó con la victoria, acercando la película al universo mágico de Excalibur o El señor de los anillos.
Daliás Idök nació bajo los dictados clásicos, pero se alzó contra toda imposición y prejuicio posibles; su animación parece recurrir en todo momento a la oscuridad grotesca y deformada de Goya o Géricault.
Así, la aparente desidia que despertarían las andanzas bélicas y amorosas de un caballero, cae fulminada por una sucesión de cuadros que nos observan con gestos y miradas desorbitadas, rictus deformes y fascinantes que convierten cualquier relato anodino en la más irresistible de las pesadillas. El ejército de Gémes avanza implacable, sus figuras se mueven y deforman a cada instante, como si un viento desconocido y sombrío animase sus colores, espoleándolos hasta la victoria.
Como un Quijote húngaro contra molinos movidos por vientos modernos, Gémes actúa como un nigromante, como un taumaturgo cinematográfico, y con su imposible ejército de lienzos en movimiento, derrota a la realidad.
Daliás Idök es tan fascinante e imposible hoy como hace cuarenta años. Como podría haberlo sido en aquel siglo XIV que la concibió sin saberlo, y como podría serlo hasta el retorno a la oscuridad total.
https://www.youtube.com/watch?v=d_Al2hDDoVQ
Feliz viaje de vuelta hacia la noche. #SHADOWSRULES
David Salgado.
©24 sombras por segundo. Diciembre 2023.