DUEL. (STEVEN SPIELBERG, 1971.)

MATHESON & SPIELBERG. EL TERROR CATÓDICO.

La primera vez que vi el debut de Steven Spielberg, sentí que Duel se convertiría en una de mis películas favoritas. Con el tiempo y los ya incontables visionados, comprendí que es mucho más de lo que parece, trascendiendo incluso el género al que en teoría pertenece.

Duel. (Universal Pictures. 1971.)
Duel. (Universal Pictures. 1971.)

Puede que haya quien vea esta película como una road movie relativamente inquietante, pero yo veo claramente su lugar en el género de terror.

Vamos al lío para desarrollar esto.

Richard Matheson no solo es uno maravilloso escritor, un incontestable guionista, o un digno miembro de un hipotético club presidido por el mismísimo Ray Bradbury. También es una de las mejores plumas con las que contó el punto de inflexión de la ciencia ficción emitida en la televisión de la segunda mitad del siglo XX: The twilight zone.

Teniendo en cuenta su trayectoria televisiva y su visionario talento literario, la alianza entre Matheson y Spielberg solo podría saldarse de una forma: con el telefilm que encerró en la televisión una película abrumadora.

Duel. (Universal Pictures. 1971.)
Duel. (Universal Pictures. 1971.)
Dennis Weaver. (Duel. Universal Pictures. 1971.)
Dennis Weaver. (Duel. Universal Pictures. 1971.)

DUEL. WESTERN, SERIE B, COMBUSTIBLE Y TERROR.

Duel es hija de su época. Es salvaje, rebelde y está dotada de una fuerza visual y literaria incontenibles. Es decir, la televisión para la que fue concebida no logra encerrar su espíritu puramente cinematográfico ni por un instante. Pero eso no es todo. También se rebela contra la teórica inexperiencia del joven Spielberg.

Duel. (Universal Pictures. 1971.)
Duel. (Universal Pictures. 1971.)

El ritmo vertiginoso que no decae ni un momento, los desafiantes encuadres y tiros de cámara, y los planos que derrochan narrativa se abrazan al maravilloso guión de Matheson, llevando al espectador al paroxismo del duelo al sol. Al terror de un western fronterizo, caluroso y sucio como lo hacían Peckinpah y Leone, distópico como el mejor Mad Max, y salvaje, nuevo e indomable como la generación del -todavía naciente- Nuevo Hollywood.

Duel. (Universal Pictures. 1971.)
Duel. (Universal Pictures. 1971.)

Duel es el paradigma del todo por la nada, la explosión definitiva de la serie B, del cine total. Es Hitchcock rejuvenecido. Inmortal a los mandos de un McGuffin monstruoso, inflamable y dispuesto a morir bajo el sol del western de terror en la carretera más grande que veremos jamás. Matheson y Spielberg son dos malditos genios.

Dennis Weaver. (Duel. Universal Pictures. 1971.)
Dennis Weaver. (Duel. Universal Pictures. 1971.)
Dennis Weaver. (Duel. Universal Pictures. 1971.)
Dennis Weaver. (Duel. Universal Pictures. 1971.)
Dennis Weaver. (Duel. Universal Pictures. 1971.)
Dennis Weaver. (Duel. Universal Pictures. 1971.)

Hay dos secuencias de esta bala incontenible en las que mi cabeza explota. Las dos se basan en la fuerza surgida del guión de Matheson y la dirección de Spielberg.

La primera me vuela los sesos porque lo que nos cuenta es fascinante, y como nos lo cuenta, queda al alcance de muy pocos.

Cuando el agotado conductor del coche –David Mann– se acerca al bus escolar, vemos una presa que parece haber encontrado una esperanza de salvación, una manada a la que unirse y con la que poder hacer frente al depredador desde la fuerza que proporciona la unión.

La situación parece haber cambiado, aparentemente ya no estamos ante un duelo.

Sin embargo el depredador reaparece, sigilosa y lentamente, consciente de una ventaja que no ha perdido en ningún momento, él, al contrario que su presa, sabe que la manada se disolverá ante su presencia, bien por miedo o bien, (como finalmente ocurre), por caer en la trampa y servirse de su ayuda.

En su reaparición, el depredador se detiene y espera, con la calma de quien sabe que la partida es suya, y lanza su advertencia como un lobo en la oscuridad. Alejado y en silencio, deja que la presa vea sus ojos, mientras el muy hijo de perra disfruta como nunca de todo lo que ocurre a continuación.

Duel. (Universal Pictures. 1971.)
Duel. (Universal Pictures. 1971.)

Todo esto es una prueba irrefutable de la grandeza inalcanzable de Matheson y Spielberg. Todo esto me vuela la cabeza.

En cuanto a la otra secuencia -dejo el enlace a pie de texto- solo recordándola me desmayo. Como en muchos casos de acoso constante, el derribo termina por cambiar de manos y la presa se vuelve depredador.

Dennis Weaver. (Duel. Universal Pictures. 1971.)
Dennis Weaver. (Duel. Universal Pictures. 1971.)

Sin embargo lo que hace de todo esto algo que induce comas directos es lo que oímos durante la caída del camión: el rugido de un animal herido, consciente de su final y su derrota, el lamento de una bestia prehistórica, casi mitológica, justo antes de la calma final y la victoria definitiva de la presa. Un recurso que supone dos cosas: la cima del guión al servicio de la película y el no va más de la narrativa cinematográfica.

Duel. (Universal Pictures. 1971.)
Duel. (Universal Pictures. 1971.)

Esto es, además, un recurso que Spielberg hará completamente suyo, algo que repetirá en los finales de Tiburón y Parque Jurásico.

Pero eso no es todo, la secuencia todavía guarda un último recurso maestro. El plano en el que vemos los últimos giros de la rueda -a modo de últimos latidos de un corazón que agoniza- con la miniatura de la presa, ahora ya invulnerable en la cima del precipicio, como última visión del depredador.

Duel. (Universal Pictures. 1971.)
Duel. (Universal Pictures. 1971.)

Eso es grandeza. Es el cine que ya empezó desde la cima. Y además, me acompañará el resto de mis días.

Enlace a la secuencia: https://www.youtube.com/watch?v=PunLPMBpxGc

Película disponible: https://www.filmin.es/pelicula/el-diablo-sobre-ruedas

Feliz viaje de vuelta hacia la noche. #SHADOWSRULES

David Salgado.

©24 sombras por segundo. Marzo 2021.

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