GRUPO SALVAJE.
LA BALADA DE SAM PECKINPAH.
Sam Peckinpah era uno de esos poetas malditos, uno de esos tipos incapaces de abandonar la ruta suicida por la que circulan hasta que, sencillamente, se termina el camino. El final de ese camino es precisamente el hilo conductor de su Grupo salvaje.
A pesar de no tener intención de abandonar su propio camino en ningún momento, en 1969 —aun sin proponérselo— contribuyó mediante su Grupo Salvaje a demoler los templos sagrados del cine americano que reinventarían pocos años más tarde una serie de directores sin ninguna conexión aparente con Peckinpah. Pero la apariencia se engaña.
El cine americano es inherente al Western, y el Western murió a manos de un grupo salvaje que lo guió a la cima de la montaña justo antes de acabar con él.
«SI SE MUEVEN, MÁTALOS.»
LA VIOLENTA POESÍA DEL ÚLTIMO DUELO AL SOL.
Leone ensució con crudeza y puñados de hijos de perra el intocable género americano, pero Peckinpah le regaló a la humanidad la poesía violenta de un grupo de cabrones cansados, dispuestos a vender cara la piel antes de que todo se fuese al carajo para siempre. Sin más recompensa que hacer de una matanza un espectáculo hermoso.
Peckinpah utiliza bandidos tan miserables y despreciables como los de Leone, pero a diferencia del italiano, el tío Sam no envenena a sus personajes con la codicia y la miseria.
El grupo liderado por William Holden, Ernest Borgnine, Warren Oates y Ben Johnson se enfrentará por un lado a la empática ambición del cazarrecompensas interpretado por Robert Ryan, y por otro lado, a la salvaje civilización que impone un nuevo mundo al que no podrán pertenecer jamás.
El grupo salvaje busca una última oportunidad para recuperar un tiempo ya perdido, un tiempo que morirá con ellos y no volverá, pero ese grupo formado por una especie de héroes cansados actúa como un anciano que mira a los ojos a la muerte sin pestañear mientras vuelve por última vez a su infancia.
Una infancia en la que —tal y como podemos ver al inicio de la película en la secuencia del escorpión— la crueldad y la violencia también existen, y también ofrecen su lado hermoso, su poesía particular.
Una poesía visceral y salvaje que nos conduce por la filmografía de Peckinpah en general y esta película en concreto.
Peckinpah le habla al espectador sobre la muerte, tanto la que va de la mano de la infancia sin pasado ni conciencia, como la que camina con la vejez sin futuro volviendo por última vez al pasado. Algo que harán precisamente en el último aliento de la película.
El grupo salvaje propone un último paseo, un último duelo al sol en busca de la propia identidad, de su lugar en el mundo antes de que el mundo desparezca con ellos para siempre.
El grupo salvaje no encuentra motivos para negarle a Peckinpah los versos con los que escribir su balada y llevar al espectador al desmayo, al último aliento de un tiempo que jamás volverá.
https://rakuten.tv/es/movies/grupo-salvaje
Feliz viaje de vuelta hacia la noche. #SHADOWSRULES
David Salgado.
©24 sombras por segundo. Marzo 2021.