CHICHO IBÁÑEZ SERRADOR. EL GRAN COMUNICADOR. VOL. II.
En la primera de la dos únicas entradas —una por película— que dedicaré a Chicho Ibáñez Serrador, hablé de su importancia mediante una introducción que no repetiré aquí. Pueden encontrarla en La residencia. Este es el turno de su maravilloso canto del cisne, ¿Quién puede matar a un niño?
Vamos al lío.
¿QUIÉN PUEDE MATAR A UN NIÑO? TERROR A PLENO SOL.
Cuando vemos ¿Quién puede matar a un niño? podemos dividirnos en dos bandos. Los que están a favor de la introducción documental y la costumbrista primera parte de la película, y los que están en contra apoyando solamente una breve introducción y la maravillosa segunda parte de la película.
Yo no milito exclusivamente en ninguno de los dos, entre otras cosas porque no tengo nada que reprocharle al maestro, pero sí me inclino más hacia una breve introducción y la segunda parte.
En cualquier caso, con su canto del cisne cinematográfico, Serrador vuelve a jugar sus cartas: pone al servicio del público su talento y sus manantiales.
En ¿Quién puede matar a un niño?, Serrador abandona el lado tenebrista y victoriano del siglo XIX para situar al espectador al otro lado del océano. Saca al espectador de las sombras en las que lo había sumergido en La residencia y traslada el aire opresivo e irrespirable a la luz del duelo al sol.
A plena luz del día, bajo un cielo azul, un pueblo fronterizo y aislado, de paredes blancas y secretos oscuros y bajo un sol implacable, Chicho sitúa al espectador ante su visión del Western y el terror. En esta ocasión, Serrador lleva al espectador ante las fuentes de Leone, Hitchcock y la ambigüedad sobrenatural de The Twilight Zone.
¿Quién puede matar a un niño? es una de las películas más valientes, vanguardistas y arriesgadas que he visto jamás.
La premisa es tan clara, directa y salvaje como inexplicable. Es decir, Serrador obliga al espectador a observar como una idílica y costumbrista pareja de turistas se adentra en el paraíso mediterráneo para caer en el infierno de aquello que nadie les explicará. Sencillamente, un grupo de niños malditos sin ningún tipo de evidencia sobrenatural se las verán en un duelo al sol con todo aquel que se cruce en su camino.
Sin concesiones ni prisioneros. Vais a morir, por adultos.
En cuanto pone un pie en la isla, la pareja protagonista deja atrás el costumbrismo, la postal turística al atardecer y cualquier atisbo de civilización. Serrador los sitúa a ellos y el espectador en el interior de su invento, el Western de terror.
El todo se desata mostrando sus partes: el silencio desértico y terrorífico, implacable como el sol reflejado en las cegadoras paredes blancas introducen al público en el desasosiego propio de los episodios de The Twilight Zone. Sabemos que va a ocurrir algo terrible, pero no sabemos cuándo y nunca sabremos la razón. No contento con esto, Serrador saca la otra parte del todo: Hitchcock.
Al igual que Los pájaros británicos, los niños españoles aparecen con la intención de matar a todos los adultos que puedan, convertir a todos los niños que encuentren —la secuencia de la conversión del feto es una cima— y no dar ninguna explicación.
Como en los Westerns de Leone, Chicho somete a los protagonistas a un duelo al sol dentro de un silencio que anuncia la muerte, y como en The Twilight Zone, le importan un carajo los motivos. Lo sobrenatural es lo que tiene, existe sin dar explicaciones.
Así, siguiendo estas normas se desarrolla esta película salvaje llena de protagonistas sin nombre ni pasado, sin más futuro y objetivos que la unión y el exterminio de unos enemigos que jamás les han hecho nada.
Narciso Ibáñez Serrador nos enseñó de dónde viene todo lo que hizo al mismo tiempo que nos enseñó cómo hacerlo. Pero jamás podremos hacerlo como él.
Jamás seremos tan valientes y generosos como él. Yo al menos, no. Pero siempre lo consideraré mi maestro y siempre le estaré agradecido.
Ojalá hayas encontrado las sombras que buscabas.
Gracias por todo, Chicho.
https://ver.flixole.com/watch/597182b1-3e75-44eb-999a-49ffea9ab02d
Feliz viaje de vuelta hacia la noche. #SHADOWSRULES
David Salgado Marcote.
©24 sombras por segundo. Marzo 2021.