APOCALYPSE NOW. EL VIAJE AL CORAZÓN DE LAS TINIEBLAS.
Si para describir al ser humano en su forma más primitiva tuviese que recurrir a una sola película, Apocalypse Now sería la elegida, pues no creo que haya una cima más alta en ese sentido.
Los principios sobre los que se alza la película son pilares primitivos y salvajes. Vietnam es solo una excusa, un motivo práctico tras el que se oculta la esencia del viaje al centro del ser humano que Coppola le regaló a la humanidad.
A lo largo de la historia, todos los imperios han mostrado su dualidad en la guerra, siendo al mismo tiempo instigadores y detractores de la miseria que conlleva. Estados Unidos no es una excepción, y su papel en Vietnam, mucho menos.
Lo que sí es una excepción es el punto de vista sin precedentes desde el que Coppola aborda el asunto.
El río por el que guía al espectador no conduce a juicio alguno, no hay conclusión moral a favor o en contra de los motivos que provocan un conflicto bélico, pues en esta guerra no hay más soldados que el ser humano luchando contra sí mismo, no hay victoria ni derrota posibles.
Como si se tratase de un Caronte moderno, Coppola nos lleva en su barca surcando el río hacia el corazón de las tinieblas, allí donde Joseph Conrad escribió la teoría definitiva, la explicación de la existencia misma.
Allí, Coppola se sirve de su genio inigualable y con la ayuda de John Milius extrae las palabras que deben decir Martin Sheen a modo de Marlow/Willard, Dennis Hooper a modo de arlequín, Marlon Brando a modo de Kurtz y, a través del maravilloso sonido protagonista, la jungla -una jungla propia de T.S. Eliot– susurra al espectador los secretos que oculta en su interior.
Unos secretos que Vittorio Storaro nos desvela con la apoteosis fotográfica, haciendo magia con la luz y milagros con las sombras tras las que se esconde la esencia de la película y del ser humano.
THIS IS THE END.
CAUTIVOS DEL HORROR.
Allí, en el origen y el fin de todas las cosas, en una especie de paraíso perdido y recobrado al mismo tiempo en el que John Milton también dejó su huella, Conrad y Coppola dejan exhausto al ser humano tras alcanzar una cima cinematográfica, delirante, rebosante de rock & roll, drogas y preguntas sin respuesta.
Apocalypse Now cerraba la década más irreverente del cine desde los días anteriores al código Hays. Las aguas del río por el que transcurre la película arrastran en su profundidad una mezcla apasionante.
Filosofía, delirios traumáticos, pecados que persiguen como fantasmas a un reparto desatado y totalmente entregado a la causa, literatura en su estado más salvaje, y la unión de dos siglos mediante el puente más sólido con el que cruzar ese río: la música.
Mezclar a Wagner con el rock & roll es el arma con el que la película y Coppola nos vuelan la cabeza a todos.
Allí nos conduce el río, allí donde el ser humano se abre en canal y cae indefenso ante los latidos incesantes del corazón de las tinieblas. En lo más profundo del horror. Del ser humano.
Allí, donde terminó un rodaje imposible al final de una era irrepetible, donde el principio se une con el fin y la última tecnología militar sucumbe a la naturaleza primitiva del ser humano.
El horror…
Allí, Coppola termina su odisea sin créditos, pues tras este viaje ya no queda nada por decir.
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Feliz viaje de vuelta hacia la noche. #SHADOWSRULES
David Salgado.
©24 sombras por segundo. Marzo 2021.