EL MEJOR SPOILER DE LA HISTORIA.
En 1982, John Carpenter llevó a cabo su visión de La cosa. Y lo hizo dispuesto a negarnos una tregua desde el primer segundo.
Personalmente, creo que el punto álgido de la película llega nada más empezar, y además lo hace con una secuencia aparentemente vacía. Sin embargo, nos los está contando prácticamente todo.
Esto puede resultar extraño, ante todo teniendo en cuenta que el trabajo del magnífico reparto, de Carpenter a lo largo de toda la película -especialmente en el delirio psicológico de los personajes cuando nada ni nadie es, (o puede llegar a ser), lo que parece – los diseños de Rob Bottin y la tensión narrativa en general de esta cima inalcanzable, nos proporcionan un sinfín de momentos -en teoría- más interesantes.
Sin embargo, en mi opinión el relevo que Carpenter tomó de Howard Hawks y la magnífica novela de John W. Campbell, nos da el golpe definitivo nada más empezar.
Me explicaré:
En el comienzo de la película nada es lo que parece -algo recurrente en Carpenter- lo cual supone un maravilloso guiño a sí mismo.
Es decir; no se trata de un grupo de humanos dando caza al animal que el cazador alienígena ha poseído para llevar a cabo sus planes. Aquí los humanos no tienen ninguna posibilidad, sencillamente, la cosa se divierte. No huye asustada, no busca donde esconderse porque no ha venido aquí para perder.
No es un perro huyendo del ser humano. Es el ser humano corriendo hacia su perdición.
Pero aunque sepa que la partida es suya, nadie ha dicho que la cosa no pueda jugar sus cartas como quiera, y quiere divertirse.
Carpenter también, por eso le dice a Morricone que le regale a la humanidad la que posiblemente sea la música más inclusiva por escueta e inquietante de la historia de este invento.
Y precisamente por eso, el animal cinematográfico que es Carpenter se viene totalmente arriba y hace parar al perro, sacar galones y mirar fijamente a unos tipos a los que les quedan dos suspiros.
LA COSA. DIVIDE Y VENCERÁS.
En medio de la nada es donde la cosa empezará a hacerse con todo, en medio de ese paraje solitario y desolador en el que los humanos se verán obligados por un extraterrestre a enfrentarse a sus miserias más primarias y hacerle el trabajo más llevadero intentando matarse entre ellos por desconfianza.
Allí, en ese vacío tan recurrente en su cine, Carpenter desarrolla absolutamente toda la historia en una secuencia que -insisto- no tiene aparentemente nada pero lo cuenta todo.
El cazador gana de antemano, se ríe de la presa, la conduce directamente a su muerte y en un último movimiento maestro se mete de lleno en la boca del lobo que terminará con la humanidad.
Eso es grandeza. Eso, es el cine de terror. Mantener al espectador en un vilo constante, sin picos de tensión ni sustos enlatados, someter al espectador a un estado de inquietud permanente que lo lleve irremediablemente al desmayo previo al coma.
Y después, por si alcanzar la cima al inicio fuese poco, tenemos por delante toda la película.
Carpenter nos mostrará una de las madres de la psicosis en grupo. Una especie de ángel exterminador alienígena que se divierte mientras las miserias de nuestra raza nos llevan a la extinción. El resto, saber si ese extraño brillo en los ojos es o no revelador, es cosa de cada cual.
La cosa es mucho más que ciencia ficción, es cine de terror por definición, y Carpenter un maestro por mérito propio.
https://www.filmin.es/pelicula/la-cosa
Feliz viaje de vuelta hacia la noche. #SHADOWSRULES
David Salgado.
©24 sombras por segundo. Marzo 2021.