ROWLANDS & CASSAVETES. REBELDES CON CAUSA.
Gena Rowlands es – en la noche de estreno de John Cassavetes en concreto y para el mundo en general- la fragilidad salvaje. El aliento incontenible que siempre sopla en la dirección correcta.
Es el dolor y el inconformismo hechos interpretación, es -metiendo a Faulkner en contexto- el ruido y la furia.

Vamos al lío.
A lo largo de la historia del cine hemos visto muchas clases de directores y sistemas de producción: mercenarios artesanos, autores con carácter, productores valientes al servicio de la historia a contar, productores cobardes poniendo la historia a su servicio para contar dinero y un largo etcétera…

Sin embargo, cuando el cine parecía ya un anciano débil y cansado de contar historias que ya casi nadie quería escuchar, un tipo trazó un camino tan personal y alejado de todo trayecto conocido que sólo podría recorrer él mismo, aunque mostrase sus pasos a toda la humanidad.
Ese tipo se llamaba John Cassavetes. Un tipo fabricado de rostros, sombras, maridos y mujeres bajo la influencia en busca de la gloria propia de una noche de estreno. Era todo eso, y será siempre uno de mis superhéroes favoritos.

A esa noche de estreno estamos invitados hoy, un estreno a lo largo de una noche en la que Cassavetes les dió a Gena Rowlands y Joan Blondell lo único que necesitaban para dejar a la humanidad sin aire: libertad para hacer con el guión y los personajes lo mismo que hacía él: lo que le daba la gana.

NOCHE DE ESTRENO. EL FANTASMA DE LA JUVENTUD.
Entonces Gena y Joan decidieron por su santo coño llevarnos a la cima del asunto que John propuso: el deterioro al que somete la tiranía de los recuerdos, la sombra terrible de la juventud iluminada por las luces que aporta la vejez, el miedo a la realidad vital del que el personaje de Rowlands se esconde tras el telón, tras la interpretación.


La actriz es lo único en lo que la mujer se sustenta, si una cae la otra también lo hará, y efectivamente, caen.
Cassavetes propone, Rowlands dispone y Blondell antepone el juicio ante el delirio al que Gena se aferra, y lo hace porque, sencillamente tiene lo que Rowlands tanto teme: años de vida que la acercan a la muerte.

En una secuencia antológica -dejo un enlace a pie de texto- Cassavetes confía el autor a Blondell, el temor a Rowlands y suelta las fieras. La actriz añora la fuerza visceral que le hacía sentir todo a flor de piel, niega el futuro con el que Cassavetes la enfrenta mientras se aferra al pasado que la destruye lentamente.

Al mismo tiempo, situada en el contraplano, la autora se burla del fantasma de la juventud, desprecia la debilidad del espectro vengativo que persigue a Rowlands y aporta el contrapunto que la función necesita para triunfar en su noche de estreno.

Blondell y Rowlands hacen exactamente lo que Cassavetes les dijo que hicieran: básicamente, lo que les sale del coño. Mientras tanto él sigue su costumbre y mueve la cámara hacia los personajes, acercándose lenta y sigilosamente, hasta que llega donde sólo se llega por el camino que él inventó.
Al origen del dolor, de la alegría, de las esperanzas y los temores.

Cuando la cámara por fin ha llegado donde nadie más ha podido llevarla, alguien alza el telón, y en la noche de estreno el espectador se desmaya antes de entrar en coma.
Enlace a la secuencia: https://youtu.be/reLnQXeugBE
Película disponible: https://www.filmin.es/pelicula/opening-night
Feliz viaje de vuelta hacia la noche. #SHADOWSRULES
David Salgado.
©24 sombras por segundo. Marzo 2021.