LAS DAMAS DEL BOSQUE DE BOLONIA. (ROBERT BRESSON, 1945).

DENIS DIDEROT, ROBERT BRESSON, JEAN COCTEAU Y MARÍA CASARES.

Cinco años antes del primer encuentro entre María Casares y Jean Cocteau en la maravillosa Orfeo, Robert Bresson realizaba su última película con actores profesionales, Las damas del bosque de Bolonia. El rodaje de esta película comenzó en 1944, pero se vio interrumpido por la liberación de París, reanudándose con un equipo totalmente diferente.

Si a esto le añadimos la intención que Bresson tenía de abordar el camino que le llevaría a realizar sus películas más reconocidas, tal vez resulte más fácil comprender los motivos por los que renegó de esta película. Es cierto que no se trata de uno de sus títulos más reconocidos, pero mi opinión en este caso discrepa incluso con la del mismísimo Bresson.

Elina Labourdette. (Las damas del bosque de Bolonia. Les Films Raoul Ploquin. 1945.)
Elina Labourdette. (Las damas del bosque de Bolonia. Les Films Raoul Ploquin. 1945).

Creo que esta película es sensacional y está no solo a la altura de sus mejores logros, también la incluyo entre los grandes nombres del Noir, aunque a priori no encaje en el género. Esto se debe a un motivo fundamental: el personaje creado por Bresson e interpretado por la irrepetible María Casares.

María Casares. (Las damas del bosque de Bolonia. Les Films Raoul Ploquin. 1945.)
María Casares. (Las damas del bosque de Bolonia. Les Films Raoul Ploquin. 1945).

Es cierto que si nos ceñimos al argumento basado en el cuento de Diderot, «Jacques le Fataliste et son maître», la película nos acerca mucho más al universo femenino de Max Ophüls —especialmente en Carta de una desconocida— que al cine negro, pero si nos centramos en como Bresson y Casares perfilaron su personaje, nos encontraremos con algo incluso más fascinante que las grandes interpretaciones del Noir. Esto se debe a un motivo muy especial: el halo sobrenatural con el que María Casares dotaba —lo indicase guion o no— a sus personajes.

Sobre el papel, Las damas del bosque de Bolonia es francamente interesante, pero en manos del dúo Casares/Bresson sobrepasa todo lo imaginable.

Elina Labourdette. (Las damas del bosque de Bolonia. Les Films Raoul Ploquin. 1945.)
Elina Labourdette. (Las damas del bosque de Bolonia. Les Films Raoul Ploquin. 1945).

De la premisa inicial que nos muestra una especie de triangulo amoroso sometido a los dictados de la fría incomunicación propia de la aristocracia —algo que adelanta las futuras reflexiones del cine de Antonioni y la película Las amistades peligrosas—,premisa en la que un estupendo Paul Bernard  interpreta a Jean, quien pretende abandonar a Hélenè (el personaje interpretado por Casares), para a la postre iniciar una relación urdida por la propia Hèlené con la, también magnífica, Elina Labourdette en el papel de Agnès, pasamos, tras un momento clave en la película, al motivo por el que la película se distancia para elevarse a la cima: el personaje de Casares.

LAS DAMAS DEL BOSQUE DE BOLONIA. LA GÉLIDA VENGANZA DE MARÍA CASARES.

Una vez superada la presentación de la historia y los personajes, el espectador cae en la trampa de Bresson. Lo hace concretamente en una frase que por repetida hasta la saciedad parece intrascendente. «Me vengaré».

Eso dice Casares cuando sufre el deprecio de Bernard, eso piensa cuando propicia el favor de Agnès, pero, ¿por qué es esto tan especial? Por la clave de la película.

María Casares. (Las damas del bosque de Bolonia. Les Films Raoul Ploquin. 1945.)
María Casares. (Las damas del bosque de Bolonia. Les Films Raoul Ploquin. 1945).

Bresson cede la película a Casares, y ella despliega ese manto fantasmal que la distanció de todas las demás. A partir de ese momento nada volverá a ser lo mismo. Una especie de halo blanco, un extraño aliento invernal se extiende por todas partes, y el personaje de Casares se hace con todo. Su mirada inquietante e inocente a partes iguales, su rostro pálido, seductor e impasible desata un fuego helado que llevará la perdición a todos los rincones de la película.

María Casares. (Las damas del bosque de Bolonia. Les Films Raoul Ploquin. 1945.)
María Casares. (Las damas del bosque de Bolonia. Les Films Raoul Ploquin. 1945).

La venganza aquí no será algo usual, no es algo que el espectador haya visto antes, y posiblemente es algo que vuelva a ver jamás. No así, no mediante ese ángel pálido que vierte una lágrima gélida —se diría que de cristal— antes de convertir su dolor en el fuego más frío que haya visto el cine. El del espectro vivo de la venganza.

María Casares. (Las damas del bosque de Bolonia. Les Films Raoul Ploquin. 1945.)
María Casares. (Las damas del bosque de Bolonia. Les Films Raoul Ploquin. 1945).

Las damas del bosque de Bolonia dista mucho de cualquier cosa que podamos imaginar como espectadores, de cualquier arquetipo en qué creamos poder incluirla. Pero no es solo por la sobrenatural interpretación de Casares. Una vez que nos deja sin aire, Bresson recupera la película y desata su genio narrativo.

Hay dos secuencias en la película que me ponen de manifiesto el genio del Bresson más temprano, el anterior a volcarse en su afán por convertir el sonido en un protagonista más y llevar a la cima el trabajo con los actores no profesionales —lo que él consiguió en ese terreno nadie ha vuelto a lograrlo jamás—, pero volvamos a esas secuencias.

En la primera secuencia, Agnès corre bajo una lluvia que parece interponerse continuamente entre ella y Jean para entregarle una carta donde confiesa el pasado con el que Hèlené pretende llevar a cabo su venganza.

Tras negarse a recibirla, Jean se marcha en un coche tras el que Agnès corre, logrando pegar la carta en una ventanilla mojada por esa lluvia que los separa. Pero el aire sopla —como si se tratase del aliento gélido de Hélenè, no olvidemos que el guion de la película es casi por completo obra de Jean Cocteau, con lo cual la poesía trágica está garantizada— devolviendo la carta a sus manos. Esta secuencia es sencillamente, un prodigio narrativo.

Elina Labourdette y Paul Bernard. (Las damas del bosque de Bolonia. Les Films Raoul Ploquin. 1945.)
Elina Labourdette y Paul Bernard. (Las damas del bosque de Bolonia. Les Films Raoul Ploquin. 1945).

En la segunda secuencia, el genio de Bresson se dispara y golpea al espectador llevándolo directamente al desmayo.

Jean se dispone a marcharse en su coche, pero, retenido por la fuerza fantasmal de Hèlené, retrocede en su determinación y avanza con su automóvil, deteniéndose siempre en el punto de partida: el rostro de María Casares, el rostro espectral que sonríe sin conocer la felicidad, el perdón ni la compasión.

Un rostro perfectamente encuadrado en la ventanilla del vehículo cada vez que Jean retrocede.

María Casares. (Las damas del bosque de Bolonia. Les Films Raoul Ploquin. 1945.)
María Casares. (Las damas del bosque de Bolonia. Les Films Raoul Ploquin. 1945).

Un rostro, una imagen que no abandonará jamás las vidas de Jean y Agnès. Un fantasma fascinante que jamás abandonará la memoria del cine.

Las damas del bosque de Bolonia es un cuento Noir de fantasmas en manos del espectro que fue una de las mejores actrices que he visto en mi vida.

La única capaz de interpretar el invierno. María Casares.

https://www.filmin.es/pelicula/las-damas-del-bosque-de-bolonia

Feliz viaje de vuelta hacia la noche. #SHADOWSRULES

David Salgado.

©24 sombras por segundo. Junio 2021.

 

 

 

 

 

 

 

 

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