GASLIGHT. (GEORGE CUKOR, 1944.)

EL SÓLIDO PUNTO DÉBIL DE GEORGE CUKOR.

Lo cierto es que la película de George Cukor, Gaslight, supone un leve dilema, un caso de sentimientos encontrados para mí. La maestría y el oficio de Cukor están fuera de toda duda; el ambiente y atractivo sobre el papel de su adaptación de la obra de Patrick Hamilton, también.

Gaslight. (Metro-Goldwyn-Mayer. 1944.)
Gaslight. (Metro-Goldwyn-Mayer. 1944.)

Pero eso no lo es todo.

Si pudiese ser objetivo con uno de los directores más inteligentes y sensibles en cuanto a la interpretación femenina y la sátira dócil que he visto en mi vida, escogería La gran aventura de Silvia o Historias de Filadelfia como reinas de la casa.

Todo esto es cierto. Sin embargo, no puedo ser objetivo.

Gaslight -aquí conocida por el acertado y sugerente título, Luz que agoniza– dista mucho de sus mejores películas por varios motivos, sin embargo ha supuesto un punto de inflexión tan profundo en mi vida, que la luz que generó las sombras en las que me muevo no agonizará jamás. Por eso debe ocupar su lugar en mi podio particular dedicado a Cukor.

Ingrid Bergman. (Gaslight. Metro-Goldwyn-Mayer. 1944.)
Ingrid Bergman. (Gaslight. Metro-Goldwyn-Mayer. 1944.)

Esta película supuso la segunda adaptación de la inquietante obra de Hamilton. Cuatro años antes que Cukor, en 1940, vio las luces del cine por primera vez bajo las órdenes de  Thorold Dickinson. Si bien la producción británica es más sobria y contenida que la visión del americano, Cukor venció los defectos de su propia película, logrando una belleza visual muy difícil de igualar.

Esta película es un caso realmente extraño. Cukor era un tipo inteligente y hábil, Ingrid Bergman y Charles Boyer unos intérpretes magníficos y la propuesta de la película es maravillosa. Para mí es una película imprescindible por el golpe que me dieron su ambientación y la fotografía de Bernard Knowles, cuando era un chaval que descubriría lo necesitado que estaba de desmayarse ante Ingrid Bergman y el maravilloso mundo tenebroso que representa la película.

Gaslight. (Metro-Goldwyn-Mayer. 1944.)
Gaslight. (Metro-Goldwyn-Mayer. 1944.)

Sin embargo la teoría no se lleva a la práctica salvo en algunos momentos puntuales en los que Cukor, Bergman y Boyer consiguen contener la innecesaria e injustificable teatralidad que transforma una película teóricamente maravillosa en prácticamente un serial televisivo.

Ingrid Bergman y Charles Boyer. (Gaslight. Metro-Goldwyn-Mayer. 1944.)
Ingrid Bergman y Charles Boyer. (Gaslight. Metro-Goldwyn-Mayer. 1944.)

Pero la tétrica belleza flotando en la niebla londinense que envuelve la película es tan bonita, que nada -ni siquiera ella misma- puede derrotarla.

Hasta aquí llega mi objetividad.

GASLIGHT. EL TENUE ESPLENDOR EN LA NIEBLA.

A pesar de los excesos interpretativos y la nula contención por parte del director, Gaslight nos lleva a la cima por momentos como -por ejemplo- esta secuencia: https://www.youtube.com/watch?v=BICqcEvzhVw

La propuesta del guión es magnífica y la habilidad narrativa de Cukor se hace patente en el rostro de Bergman.

Ingrid Bergman y Charles Boyer. (Gaslight. Metro-Goldwyn-Mayer. 1944.)
Ingrid Bergman y Charles Boyer. (Gaslight. Metro-Goldwyn-Mayer. 1944.)

Conforme los planes de Boyer avanzan, el espectador asiste al regalo que Cukor y Bergman le hicieron a la humanidad. El miedo, el dolor y el descenso al infierno de la actriz, gritando de angustia sin decir una palabra.

Esos son los momentos que llevan la película a la cima, los silencios en los que se revela todo.

Joseph Cotten. (Gaslight. Metro-Goldwyn-Mayer. 1944.)
Joseph Cotten. (Gaslight. Metro-Goldwyn-Mayer. 1944.)

Luces, sombras y silencio. Son esos tres factores los que siempre me han hecho deslocalizar la película, situándola en el género de terror, a pesar de su naturaleza dramática.

Gaslight muestra a Bergman abriéndose las venas y Boyer asomando un colmillo que gotea sin cesar, saboreando un éxito anticipado. Mientras tanto la trama clásica avanza con la sutileza y perfección de las grandes obras que llevan al espectador al más hermoso de los desmayos, como si fuese parte de ese mundo afectado y teatral que sumerge la película en las profundidades del romanticista siglo XIX.

Ingrid Bergman. (Gaslight. Metro-Goldwyn-Mayer. 1944.)
Ingrid Bergman. (Gaslight. Metro-Goldwyn-Mayer. 1944.)
Charles Boyer. (Gaslight. Metro-Goldwyn-Mayer. 1944.)
Charles Boyer. (Gaslight. Metro-Goldwyn-Mayer. 1944.)

Todo esto sostenido por una estupenda línea de secundarios trazada por Joseph Cotten y Angela Lansbury, quien aporta un intencionado y brillante toque propio de Agatha Christie que encaja como un guante en la película, restando por momentos parte de la excesiva teatralidad.

Angela Lansbury y Charles Boyer. (Gaslight. Metro-Goldwyn-Mayer. 1944.)
Angela Lansbury y Charles Boyer. (Gaslight. Metro-Goldwyn-Mayer. 1944.)
Joseph Cotten. (Gaslight. Metro-Goldwyn-Mayer. 1944.)
Joseph Cotten. (Gaslight. Metro-Goldwyn-Mayer. 1944.)

Lamentablemente, Gaslight es una película sonora, lo cual supuso palabras que por un motivo que nunca he podido comprender alejan a la película de lo que debería ser.

Joseph Cotten. (Gaslight. Metro-Goldwyn-Mayer. 1944.)
Joseph Cotten. (Gaslight. Metro-Goldwyn-Mayer. 1944.)

Por eso lo que nos muestra, esa niebla que envuelve las sombrías calles del Londres victoriano, sepulta bajo su hermosa grandeza los puntos débiles de la película. Solo por esas sombras a la deriva entre la niebla, la película merece un lugar en la cima.

Ingrid Bergman y Charles Boyer. (Gaslight. Metro-Goldwyn-Mayer. 1944.)
Ingrid Bergman y Charles Boyer. (Gaslight. Metro-Goldwyn-Mayer. 1944.)

Al fin y al cabo,  como ya he dicho antes, no puedo ser objetivo.

Excesos aparte, amo esta luz que ojalá nunca agonice con todas mis fuerzas.

Feliz viaje de vuelta hacia la noche. #SHADOWSRULES

https://www.filmin.es/pelicula/luz-que-agoniza

David Salgado.
©24 sombras por segundo. Septiembre 2021.

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