SOLOS EN LA OSCURIDAD.
Antes de empezar con el universo generado por la maravillosa película de Carlos Vermut, Magical girl, es necesaria -y ante todo justa- una breve introducción.
Si tuviese que reducir a un solo nombre la actualidad del cine español, un nombre que represente la sensibilidad, el talento para conquistar la taquilla y diversidad de públicos y el dominio del oficio, diría sin dudar Rodrigo Sorogoyen. Sin embargo, su lugar en este blog llegará más adelante, hoy es el turno de una de esas películas que alcanzan la cima narrativa y viven solitarias, una de esas películas que el público masivo y la taquilla ningunean de la forma más insensata e ingrata que podamos imaginar.
Hoy es el turno de Carlos Vermut y su maravillosa Magical girl.
Vamos al lío.
MAGICAL GIRL. EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO.
Magical girl debe interpretarse y asimilarse como lo que es. Un puzzle al que le falta una pieza, esa pieza que Vermut pone en juego de una forma tan simbólica como real. Una pieza que recorre la película y conduce los destinos de los cuatro puntos en los que se sostiene la película: los personajes interpretados por José Sacristán, Bárbara Lennie, Lucía Pollán y Luis Bermejo.
Es decir, Damián, Bárbara, Alicia y Luis. Esos cuatro personajes buscan sin cesar la pieza tras la que Vermut situa la clave de la película: la búsqueda de una oportunidad para conseguir lo que se desea. Damián la redención y el amor imposible, Bárbara la paz y la felicidad, Alicia y Luis un tiempo perdido que jamás transcurrirá.
Esa pieza del puzzle que Damián pierde y Luis encuentra por casualidad, hace converger los cuatro puntos en el centro de la película: la vida que todos quieren y ninguno podrá obtener jamás. Magical girl es un laberinto por el que el espectador sigue los pasos de cuatro perdedores a la deriva sin posibilidad de victoria.
Damián jamás obtendrá el amor que pretende de Bárbara, ella jamás podrá dárselo, jamás podrá dejar de quererlo y necesitarlo, jamás podrá dejarlo libre y jamás conseguirá la paz y la felicidad.
Alicia no cumplirá esos trece años con los que sueña, no logrará enviar el mensaje con el que pretende decirle a Luis, su padre, que sencillamente le quiere, y Luis jamás verá crecer a su hija.
Todos tienen objetivos y ninguno tiene esperanzas, todos ellos, en mayor o menor medida son -o podrían serlo llegado el caso- unos hijos de puta. Magical girl es una película sin concesiones, no hay tregua ni piedad para nadie. Ni para los protagonistas ni para el espectador.
Magical girl nos muestra el personaje de Bárbara con toda claridad. El espejo que devuelve su imagen siempre se romperá y sus heridas nunca dejarán de sangrar. Vermut construye su película a través de silencios que suponen un guión sólido y elocuente.
En uno de los puntos álgidos de la película, cuando muestra su herida, Bárbara no habla. Deja que observemos su dolor y poco después Vermut hace que la niña de fuego suene de fondo. El silencio del personaje y la letra de la canción nos lo cuentan absolutamente todo. No hay paz, no hay tregua. No la habrá en la puta vida. Magical girl no tiene la intención de ponerle las cosas fáciles a un espectador que llega agotado a ese punto de la película.
La secuencia de la que hoy dejo el enlace a pie de texto es sencillamente una consecuencia lógica de lo que he venido diciendo hasta ahora.
A esas alturas de la película Vermut ya ha dejado claro que los objetivos de los protagonistas no son más que utopías. Magical girl es un western urbano, español y actual. Es un grupo salvaje a la fuerza.
Cuatro hijos de puta que no quieren serlo, como tampoco quieren recorrer el único camino por el que pueden llegar a su maldito destino. La pieza que le falta al puzzle jamás aparecerá, pero antes de que Damián renuncie a seguir buscándola y deshaga el puzzle que ninguno podrá completar nunca, se dirige a cobrar una antigua deuda. Allí donde la sociedad no mira también existen los códigos y las reglas.
Allí se pagan las deudas, y antes de que Vermut y Sacristán vuelen esas cuatro vidas por los aires, Damián debe cobrar lo que le deben. Esta secuencia es mucho más que dos interpretaciones magníficas y unos silencios maravillosamente dirigidos, es la calma que precede a la tempestad que supone Magical girl.
Después, la niña de fuego suena de nuevo y Damián, un tipo que jamás podrá lograr ser lo que no es, se despide de todos nosotros antes de poner a cada personaje en su lugar y mandarlo todo al carajo.
Cuando todo termine y esas cuatro sombras errantes que deambulan por la película lleguen a sus destinos, el espectador encontrará la pieza que le falta al puzzle. Pero ya no servirá de nada.
Cuando ese duelo al sol a cuatro bandas se acabe, Magical girl le habrá volado la cabeza a un espectador que ya solo podrá desmayarse antes de entrar en coma.
En Magical girl todos llegamos demasiado tarde, por eso no podemos hacer nada. Solo mirar y reconocer a Magical girl como lo que es. Una cima.
Feliz viaje de vuelta hacia la noche. #SHADOWSRULES
Enlace a la secuencia: https://www.youtube.com/watch?v=_6PyT96itA0
Película disponible: https://www.filmin.es/pelicula/magical-girl
David Salgado.
©24 sombras por segundo. Julio 2021.