LA NIEBLA. (JOHN CARPENTER, 1980).

LA NIEBLA. EL ALIENTO DEL MONSTRUO MARINO.

Entre su película más icónica —Halloween— y la considerada como su cima cinematográfica —The Thing—, John Carpenter le regaló a la humanidad su cuento de terror más bonito, aunque disipado por las luces de sus éxitos: La niebla.

La niebla. (AVCO Embassy Pictures, EDI, Debra Hill. 1980).
La niebla. (AVCO Embassy Pictures, EDI, Debra Hill. 1980).

La niebla es la película de Carpenter más deudora de su nombre, pues todo lo que ocurre transcurre a un ritmo denso, misterioso e inquietante.

La trama, los personajes y los puntos álgidos de la película, sus trampas y trucos para sobresaltar al espectador se mueven lentamente, como si la niebla —ese aliento espeso y viciado del monstruo marino que Carpenter elevó a la cima de la montaña Hollywoodense— lo envolviese todo impidiéndole huir, reteniendo la mirada del espectador ante los ojos rojos de los fantasmas que emergen del lugar más fascinante de la tierra: el mar.

John Houseman. (La niebla. AVCO Embassy Pictures, EDI, Debra Hill. 1980).
John Houseman. (La niebla. AVCO Embassy Pictures, EDI, Debra Hill. 1980).

La niebla resulta fascinante por la maestría de Carpenter. Sobre el papel, y para quienes se niegan en ver más allá, la trama no pasa de un Telefilm o un subproducto que imita a la Serie B.

Pero Carpenter convierte la premisa en algo exponencial, y lo hace sosteniendo la película en tres puntos clave: el aislamiento colectivo de espaldas al mar extraído de Hitchcock en Los pájaros, la muerte que surge del mar cercando a los habitantes de la tierra extraída de Spielberg en Tiburón, y la piedra angular de la película: el mar como personaje literario, como un monstruo ancestral que nos envuelve en su aliento mortal y nos atrapa en la niebla para no dejarnos salir jamás.

La niebla. (AVCO Embassy Pictures, EDI, Debra Hill. 1980).

LA BALADA DEL ANTIGUO MARINERO.

Como si se tratase de un poema épico filmado, Carpenter lleva al cine la fascinación literaria que el mar ha encerrado en su interior desde que el mundo tiene memoria.

Así, los marineros del Elizabeth Dane, esas sombras que nos observan desde la profundidad de la niebla, nos traen directamente al cine La balada del antiguo marinero, y de pronto, la magia de Carpenter convierte una película aparentemente intrascendente en una poesía que rinde homenaje al misterio literario marítimo, a Coleridge, Melville, Stevenson, Poe, Lovecraft

Hal Holbrook. (La niebla. AVCO Embassy Pictures, EDI, Debra Hill. 1980).
Hal Holbrook. (La niebla. AVCO Embassy Pictures, EDI, Debra Hill. 1980).
La niebla. (AVCO Embassy Pictures, EDI, Debra Hill. 1980).
La niebla. (AVCO Embassy Pictures, EDI, Debra Hill. 1980).

Hay una secuencia en La niebla —dejo el enlace a pie de texto— que me resulta especialmente fascinante porque recoge el espíritu con el que Carpenter impregna su cine. Muestra un mundo por todos conocido sumergido en el aliento de un misterio oscuro, antiguo y profundo que —bien por olvido, desdén o ignorancia— la humanidad desconoce.

En esta secuencia Carpenter demuestra una habilidad narrativa pasmosa: sobre la superficie del mar, podemos ver una tripulación amparada en la tecnología y la falsa seguridad que el mundo moderno ofrece, y de pronto, silenciosa y lentamente, de las profundidades del misterio, de todo aquello que la vanidad humana no puede controlar, surge la balada del antiguo marinero para reclamar su venganza y establecer su poder.

John F. Goff y George 'Buck' Flower. (La niebla. AVCO Embassy Pictures, EDI, Debra Hill. 1980).
John F. Goff y George ‘Buck’ Flower. (La niebla. AVCO Embassy Pictures, EDI, Debra Hill. 1980).
John F. Goff. (La niebla. AVCO Embassy Pictures, EDI, Debra Hill. 1980).
John F. Goff. (La niebla. AVCO Embassy Pictures, EDI, Debra Hill. 1980).

Surgen los fantasmas exigiendo su lugar entre los vivos. Surge la niebla, envolviendo el velero que flota sobre un mar en calma. A bordo de ese velero, navega la tempestad.

El mundo antiguo invade las nuevas tecnologías, la niebla deja a la tripulación viva indefensa y a las puertas de la muerte, y allí, sobre el mar y sus sombras, envueltos en su propio aliento, moviéndose al compás de los crujidos de la madera y el viento, los fantasmas reclaman lo que les pertenece.

Hal Holbrook. (La niebla. AVCO Embassy Pictures, EDI, Debra Hill. 1980).
Hal Holbrook. (La niebla. AVCO Embassy Pictures, EDI, Debra Hill. 1980).

Un instante después, Carpenter obliga al espectador a ver como todo transcurre con una tranquilidad que hace perder la calma, y tras la tormenta, la niebla sigue su curso hacia una tierra sobre la que el espectador asistirá a uno de los cuentos de fantasmas más enigmáticos que se hayan contado jamás.

La niebla ha cargado a lo largo de su recorrido con una serie de acusaciones sobre lo simple y recurrente que resulta el desarrollo de la trama en lo que a los personajes humanos se refiere, excepto en lo tocante al Padre Malone (Hal Holbrook) y la magnífica introducción por parte de Mr. Machen (John Houseman).

Pero lo cierto es que el armazón narrativo de la película no es algo fallido por manido, se trata simplemente de una cuestión práctica que Carpenter no solo resuelve con perfecta sobriedad, sino que incluye en sus pasajes costumbristas presencias tan acertadas como la de Janet Leigh en el papel de Kathy Williams, un personaje que (de nuevo y en un guiño especialmente dedicado a la actriz), bien podríamos encontrar en Hitchcock o el Tiburón de Spielberg.

A todo ese entramado recurrente pero necesario, Carpenter añade el trabajo discreto pero eficaz de Adrienne Barbeau y Jamie Lee Curtis dando vida a Stevie Wayne y Elizabeth Solley respectivamente, dos personajes que —como ya había ocurrido en Halloween y ocurriría en sus sucesivas piezas magistrales—, sirven a Carpenter para elaborar un retrato social muy alejado de la simpleza de la que se le acusa. De hecho, más allá de los numerosos momentos álgidos, el guion de Carpenter y Debra Hill hace un trabajo sensacional.

Por lo demás —de nuevo reforzada por la excelente música compuesta por el propio Carpenter—, la película transcurre como un espectáculo maravilloso para cualquier adepto a los cuentos ancestrales de terror.

Precisamente cuando el mundo había llegado a un punto en que el terror parecía renegar de su poder ancestral, Carpenter —ese profeta del fin del nuevo mundo— alimentó su monstruo con el aliento del mar para dejar al público sin respiración.

Y envuelto en la niebla, lo consiguió. No hay lugar en este espacio para ciertas acusaciones…

Enlace a la secuencia: https://youtu.be/cam-PPPC9h8

Película disponible en FILMIN:

https://www.filmin.es/pelicula/la-niebla?awinaffid=400165&awinmid=82863

Feliz viaje de vuelta hacia la noche. #SHADOWSRULES

David Salgado.

©24 sombras por segundo. Marzo 2021.

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