SER O NO SER. (ERNST LUBITSCH, 1942.)

EL PAPEL DE SHAKESPEARE EN EL CINE.

Nada mejor que la película de Ernst Lubitsch, Ser o no ser para inaugurar la sección especial dedicada a  William Shakespeare.

Ser o no ser. (Romaine Film, Alexander Korda. 1942.)
Ser o no ser. (Romaine Film, Alexander Korda. 1942.)

Acto primero.

La relación de William Shakespeare con el cine es -además de evidente- necesaria para la evolución del hijo predilecto del teatro. El británico fue en su momento el puente entre el mundo clásico y la vanguardia que habría de salvarnos de la destrucción, fue la luz que rescató de la oscuridad todo aquello que la edad media todavía se afana en ocultar.

Grecia, su literatura, filosofía y mitología suponen el progreso en sí mismos, por eso los amos del mundo tendieron su manto de oscuridad medieval sobre la luz. Pero tras el renacimiento, en el último tramo del siglo XVI y los albores del XVII, surgió un movimiento crítico, valiente y consciente de que el camino hacia el único futuro viable se encontraba en el pasado.

Los autores isabelinos y nuestros compatriotas del siglo de oro recuperaron las bases de la civilización acercando a todo el mundo -mediante un ingenio e ironía irrepetibles- todo aquello que podría salvarnos. De todos ellos, Shakespeare fue el que más se centró en la antesala del cine: el teatro.

Las tragedias del británico convirtieron las letras clásicas -mediante su ingenio visionario y su afilado sentido del humor- en herramientas modernas con las que combatir el dogma cerril. La razón que eclosionaría un siglo después empezaba a concebirse en el teatro del que nacería a su vez el cine.

Aunando la tragedia y la comedia en un solo ser, Shakespeare reinventó las bases clásicas y esbozó el lugar donde las sombras del teatro se mueven a veinticuatro fotogramas por segundo.
Tres siglos después, uno de los tipos que inventaron el cine regresó de nuevo al origen de la vanguardia mediante la cuestión definitiva: Ser, o no ser.

Jack Benny. (Ser o no ser. Romaine Film, Alexander Korda. 1942.)
Jack Benny. (Ser o no ser. Romaine Film, Alexander Korda. 1942.)

LOS TIPOS QUE INVENTARON EL CINE. ERNST LUBITSCH.

Si Shakespeare fue uno de los tipos que reinventó el mundo, Ernst Lubitsch fue uno de los tipos que inventó el cine como herramienta defensiva, como refugio del mundo que intenta salvar.

Lubitsch es un gigante sobre el que el cine se sostiene, él ya estaba allí cuando las películas encontraron su verdadero propósito: guiar a la humanidad lejos del suicidio colectivo que supuso -y supone- el siglo XX.

Ser o no ser. (Romaine Film, Alexander Korda. 1942.)
Ser o no ser. (Romaine Film, Alexander Korda. 1942.)

Entre 1914 y 1919, Lubitsch dirigió 33 películas, las siete primeras se perdieron para siempre, pero hasta nuestros días han llegado, entre otras, sus adaptaciones de Carmen y Madame Bovary rodadas en 1918 y 1919 respectivamente.

Entre 1920 y 1929, dirigió 18 películas, las tres últimas ya dentro del cine sonoro.

Entre 1930 y 1939, llevó a cabo 14 películas, cerrando la década con uno de sus referentes, Ninotchka.

En su década crepuscular, entre 1940 y 1948, realizó 7 películas, incluida su canto del cisne, La dama de armiño, terminada sin acreditar en su día por el mismísimo Otto Preminger.

72 películas desde que el cine nació hasta que alcanzó varias de sus cimas. Lubitsch es -además del maestro reconocido de Billy Wilder– el cine en sí mismo.

En 1942, cuando ya no tenía nada más que demostrar, se encerró en el teatro para elevar, mediante su obra maestra definitiva, el cine a la altura de Shakespeare. Ser o no ser, es sencillamente, la cima del dilema. Y ahora, vamos al fin con la película.

Ser o no ser. (Romaine Film, Alexander Korda. 1942.)
Ser o no ser. (Romaine Film, Alexander Korda. 1942.)

SER O NO SER. CAROLE LOMBARD, SHAKESPEARE Y TAL VEZ, HITLER.

Ser o no ser parte -más allá del título- de la esencia misma de Shakespeare. La tragedia va en todo momento indivisiblemente ligada a la comedia. Lubitsch deja esto claro desde el principio.

Tom Dugan. (Ser o no ser. Romaine Film, Alexander Korda. 1942.)
Tom Dugan. (Ser o no ser. Romaine Film, Alexander Korda. 1942.)
Tom Dugan. (Ser o no ser. Romaine Film, Alexander Korda. 1942.)
Tom Dugan. (Ser o no ser. Romaine Film, Alexander Korda. 1942.)

Sin vacilar, sitúa a Hitler en una plaza pública de la Varsovia que todavía no había sometido. La tragedia del destructor va de la mano con la comedia inherente a la situación. Varsovia aún es libre y asiste sorprendida al cómico deambular por la ciudad del trágico futuro.

Llegados a este punto, no debemos olvidar que Lubitsch poseía el valor vanguardista que adorna a los verdaderos genios. Debemos tener en cuenta que un director alemán llevó a cabo esta sátira en 1942, durante el auge del movimiento nazi, no después de su caída.

Volviendo a la película, cuando el espectador y los personajes todavía presencian confusos la insólita situación, Lubitsch carga la comedia y dispara. Un flashback irrumpe en la película y nos explica lo que ocurre.

Sig Ruman. (Ser o no ser. Romaine Film, Alexander Korda. 1942.)
Sig Ruman. (Ser o no ser. Romaine Film, Alexander Korda. 1942.)

Hitler no es más que un actor perteneciente a una compañía que pretende estrenar una comedia sobre el dictador. El actor, empeñado en demostrar a su director que es idóneo para el papel, pasea por las calles con el objetivo de ser confundido con su personaje.

La película apenas ha comenzado y Lubitsch ya ha dejado gotear el colmillo. Partiendo de esa base, el espectador asistirá a una mezcla vertiginosa de la literatura Shakespeariana con los elementos característicos de las screwball comedys:

La guerra de sexos donde el género femenino es el poderoso, la libertad de expresión propia del pre-código Hays cuando el código se encontraba en su época más cerril y el sexo y las fantasías dentro y fuera de la pareja.

Carole Lombard y Robert Stack. (Ser o no ser. Romaine Film, Alexander Korda. 1942.)
Carole Lombard y Robert Stack. (Ser o no ser. Romaine Film, Alexander Korda. 1942.)

La reacción de la maravillosa Carole Lombard ante la frase del teniente Sobinski “puedo soltar tres toneladas de dinamita en dos minutos”, no solo deja claro el sutil juego de Lubitsch, también despeja las dudas acerca de la elegante inteligencia de la actriz, la cual introduce de lleno al espectador en la película.

Carole Lombard y Robert Stack. (Ser o no ser. Romaine Film, Alexander Korda. 1942.)
Carole Lombard y Robert Stack. (Ser o no ser. Romaine Film, Alexander Korda. 1942.)

Lubitsch propone un juego que no dejará respirar a ese espectador. Mediante unos diálogos y un guión que sitúan a Shakespeare en el siglo XX y al guión cinematográfico en la cima, nos conduce por tramas delirantes e insólitas que mezclan a Buster Keaton, los hermanos Marx, Chaplin, Howard Hawks, enseñan el camino a Billy Wilder y anticipan las neuróticas aventuras imposibles de Woody Allen y el ordenado caos de Berlanga.

Stanley Ridges y Sig Ruman. (Ser o no ser. Romaine Film, Alexander Korda. 1942.)
Stanley Ridges y Sig Ruman. (Ser o no ser. Romaine Film, Alexander Korda. 1942.)

Todo mezclado para obtener un resultado irrepetible porque solo él tiene el toque Lubitsch.

Un toque mediante el que -igual que Shakespeare- el gigante alemán insinúa más de lo que muestra, azuza el ingenio del espectador, elude la censura y consigue que todo, absolutamente todo lo que no debemos callar se diga sin ser dicho. Ser, o no ser…

Sin embargo, lejos de detener la película en su propuesta inicial, Lubitsch aprovecha la velocidad para introducir más conceptos malvados sobre los que descargar su ironía.

Stanley Ridges. (Ser o no ser. Romaine Film, Alexander Korda. 1942.)
Stanley Ridges. (Ser o no ser. Romaine Film, Alexander Korda. 1942.)

El espionaje, las conspiraciones, traiciones, recelos y crímenes propios del poder, son heridos de muerte por el colmillo implacable de Lubitsch, quien esboza sutilmente para el espectador una caricatura de la -en muchas ocasiones- torpeza y simpleza mental de aquellos que tienen el mundo en sus manos.

Esto queda patente en las figuras y enredos de los personajes bélicos: el profesor Siletsky y el coronel Ehrhardt son el arma arrojadiza con la que Lubitsch se defiende atacando la guerra.

Con los juegos de pareja entre los protagonistas de la obra teatral, Lubitsch reconduce la seducción de Carole Lombard y los celos cómplices de Jack Benny hacia el enredo trágico.

Carole Lombard y Stanley Ridges. (Ser o no ser. Romaine Film, Alexander Korda. 1942.)
Carole Lombard y Stanley Ridges. (Ser o no ser. Romaine Film, Alexander Korda. 1942.)

Sin que el espectador sepa bien como ha llegado allí, una inocente y suspendida obra de teatro y una insignificante travesura matrimonial para mantener el fuego encendido, sitúan la película, la trama, los personajes y al espectador en medio de una peligrosa acción de guerra que se desarrollará tan delirante como insospechadamente.

Todo eso encerrando al cine en un teatro, en el interior del teatro mismo. Lubitsch sirviéndose de Shakespeare para que Shakespeare y Lubitsch sirvan de guía a la humanidad del siglo XX.

Carole Lombard. (Ser o no ser. Romaine Film, Alexander Korda. 1942.)
Carole Lombard. (Ser o no ser. Romaine Film, Alexander Korda. 1942.)

Ser o no ser no solo es la cima de uno de los tipos que inventaron las películas, es la precursora de un estilo que jamás perderá su vigencia.

Es la película que mezcló el origen con el destino: la tragedia con la comedia, el cine con el teatro, la cultura clásica con la vanguardia contemporánea y Shakespeare con el siglo XX.

Ser, o no ser… he ahí la solución al dilema.

https://www.filmin.es/pelicula/ser-o-no-ser

Feliz viaje de vuelta hacia la noche. #SHADOWSRULES

David Salgado.

©24 sombras por segundo. Marzo 2021.

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