El espejo del fin del mundo.
Cuando alcanzó el que -desde hacía algún tiempo- intuyó como tramo final de su vida, Harriett Sullivan decidió reflexionar sobre sus recuerdos. Pensó en los rostros que le resultaban familiares y sintió una extraña humedad en los ojos.
Se sentía débil y confusa. Siempre había estado segura de todas sus decisiones, pero la muerte no entraba en sus planes. Frente a ella no podría imponer su voluntad, y eso era algo que le irritaba profundamente.
Trató de apartar esos pensamientos de su mente, y de pronto recibió una visita inesperada.
Al principio no reconoció aquellos rostros, sólo veía figuras borrosas, como si las observase a través de una ventana empañada y mojada por la lluvia, pero aquellas formas fueron definiéndose paulatinamente hasta reconocer perfectamente a quienes pertenecían.
El miedo se adueñó de su voluntad, pero pensó que tal vez la conduciría a la calma. Aunque antes de alcanzarla, había preguntas por responder.Preguntas en las que jamás había pensado. Nunca invirtió ni un segundo de su tiempo en reflexionar acerca de las huellas que podría haber dejado su paso por el mundo.
Entonces se preguntó por qué en sus últimos años nadie se había esforzado en hacerla reír, y mirando fijamente a los rostros de aquellos capítulos olvidados de su vida comprendió que ella los había hecho llorar.
Se refugió de todo aquello en la butaca y giró ligeramente la cabeza hasta encontrar su reflejo en un espejo. Miró por primera y última vez a los ojos de la persona que siempre había sido y lloró.
Era todo lo que podía hacer para reparar el daño. Mientras los retazos de su pasado se dirigían al interior del espejo, Harriett reclinó ligeramente la cabeza sobre el respaldo de la butaca, y sin apartar la vista de su reflejo esperó con tranquilidad el final de su última noche.
Feliz viaje de vuelta hacia la noche. #SHADOWSRULES
©David Salgado. 2021.
©24 sombras por segundo. 2021.