AKAI TENSHI (YASUZÔ MASUMURA, 1966).

EL FIN DEL MUNDO, POR YASUZÔ MASUMURA.

Akai tenshiRed Angel en otras latitudes— es una obra maestra del cine japonés, y posiblemente las más aclamada del siempre impresionante Yasuzô Masumura.

Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).
Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).

De las 66 películas que este gigantesco narrador dirigió, Akai tenshi es la más desesperada y árida, y la que más combina los preceptos del cine clásico con los dictados de la nueva ola japonesa, con lo cual establece una paradoja con la que desafía simultáneamente los cánones sagrados y la ruptura de formas de la Nūberu Bagū, al mismo tiempo que somete al espectador a una de las experiencias más hermosas y arduas imaginables.

Akai tenshi es, a grandes rasgos, la última senda recorrida por un ser humano en un mundo que se deshace tras la muerte.

Es una película sobre el fin del mundo.

AKAI TENSHI.

LA ÚLTIMA DE NOSOTROS.

No hay monstruos sobrenaturales ni procedentes de otros planetas en esta película. Tampoco hay extrañas y devastadoras formas de vida surgidas de imprudentes y ambiciosos experimentos en laboratorios clandestinos. Solo hay seres humanos caminando y muriendo sobre un suelo hecho pedazos bajo un cielo en llamas.

Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).
Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).

Por eso, aunque obviamente la película pertenece al género bélico y el drama, tiene —tanto en el fondo como en la forma— una cantidad considerable de elementos propios del cine de terror en su vertiente más clásica, de hecho, una densa sensación de malestar y angustia nos acompaña durante todo el camino.

Además, en cierto sentido esta obra maestra de Masumura entronca en su descarnada desesperación con la también magistral Hiroshima mon amour (1959) surgida de los corazones, manos y mentes de Marguerite Duras y Alain Resnais, cristalizada en un paseo por el amor y la muerte. Hay cierto parentesco, sí. Pero la senda de Masumura es infinitamente más oscura y salvaje.

Akai tenshi es una película discreta, pero se alza como uno de los paradigmas definitivos de la narrativa cinematográfica en su sentido más estricto; todo cuanto Masumura pudiese obtener de la guerra a modo de artificio en favor del efectismo de la película se transforma en lenguaje desbordante de significado, todo cuanto vemos cala en nuestra conciencia y permanece en nuestra memoria, y es que la habilidad de Masumura para combinar la sutileza clásica con la irreverencia de la nueva ola japonesa logra, a modo de alquimia, un resultado sin precedentes ni sucesión.

Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).
Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).
Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).
Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).
Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).
Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).

Hay tres elementos primarios en este enigmática aleación: la guerra, el amor y la descomposición.

La guerra se presenta a nuestros ojos al inicio y al final de la película, pero permanece fija e invisible tras las paredes de la pequeña y desesperada trinchera tras la que el amor flota como un ente fantasmal durante toda la historia, envolviendo a los protagonistas en un aliento tenaz, inaccesible al desánimo, a modo de alimento del espíritu que ha de enfrentarse al elemento definitivo que Masumura maneja con una maestría sin parangón: la descomposición, la fragmentación física en pequeñas piezas de los humanos que conviven con la muerte mientras la guerra deja atrás los miembros apuntados de los soldados.

La película no enfoca su naturaleza bélica de un modo usual, hasta el punto de ser única en su especie. Si bien el argumento de base no supone una novedad —ni entonces ni ahora— la tortuosa senda de la enfermera Sakura Nishi (que carga sobre los hombros de Ayako Wakao una de las mejores interpretaciones que he visto en mi vida) y el Doctor Okabe (Shinsuke Ashida), sí es un referente único en la narrativa cinematográfica, es, de hecho, un hito en ese aspecto.

Durante la guerra entre China y Japón, la enfermera Sakura Nishi es destinada al frente. Allí dividirá su labor entre dos hospitales de campaña en los que asistiremos —a viva voz y mediante el que posiblemente sea el mejor uso de la voz en off que he oído jamás— a un viaje simultáneamente externo e introspectivo.

Como enfermera, Nishi ha de enfrentarse a la descomposición que en este caso invierte el orden y se adelanta a la muerte, ayudando y contemplando las terribles amputaciones que sufren los soldados, entre los estertores de la muerte y el paroxismo del dolor y el miedo extremos ante la pérdida de partes de sí mismos que terminan amontonadas en cubos rebosantes de putrefacción, de horror, de lo que ha de quedar de nosotros sin que la muerte haya llegado aun…

Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).
Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).
Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).
Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).
Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).
Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).
Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).
Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).

Como ser humano, este ángel rojo debe enfrentarse a la inmundicia exterior que la guerra filtra entre las paredes de los míseros hospitales que, como sus pacientes, también se descomponen y sangran entre el horror y la podredumbre que muestra la preciosa y tétrica —es este el aspecto en el que la película se acerca al terror— fotografía de Setsuo Kobayashi.

Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).
Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).
Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).
Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).

Para estructurar los encuentros que Nishi tiene con las consecuencias internas de una guerra que Masumura oculta con una habilidad pasmosa, la película cuenta con otra de sus armas definitivas.

El guion de Yoriyoshi Arima (basado en su propia novela) y Ryôzô Kasahara divide en partes el nefasto destino de la enfermera que ha de enfrentarse al amor, primero como víctima de una violación por parte de un soldado al que denunciará provocando su retorno al frente, del que regresará al mismo hospital, malherido y moribundo, para morir en su reencuentro con Nishi, la cual asume su papel  como involuntaria emisaria letal, como un ángel rojo que, en manos del azar ejecuta su venganza.

La historia prosigue, pues su siguiente encuentro con el amor tiene lugar con otro soldado en descomposición…

Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).
Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).
Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).
Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).
Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).
Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).

En su segunda incursión amorosa, Nishi se apiada de las últimas necesidades vitales de un solado sin brazos que no regresará a su hogar, pero con la suficiente vitalidad como para establecer un vínculo humano con la enfermera, quien asiste a las declaraciones desesperadas de un hombre que ha aprendido a utilizar sus pies como sus antiguas manos, pero ya no puede abrazar a una mujer.

El soldado le pide ayuda, y en la oscuridad, en ese ambiente podrido y repulsivo en el que la única luz es la que desprenden las batas blancas cubiertas de sangre y suciedad, el ángel rojo accede a su petición, y masturbándolo se concede a sí misma y al soldado lo más parecido al amor que allí pueden encontrar.

Después, sin esperanzas ni promesas que hacerse, tras un último regreso al mundo exterior del soldado y una noche con Sakura Nishi, el soldado se entrega a la muerte y abandona un mundo que se pudre, dejando tras su últimos pasos una carta de agradecimiento y despedida para ese ángel rojo que ha matado y amado por segunda vez. Una carta que (según le dice a Nishi la jefa de enfermeras) «supongo que habrá escrito con la boca».

El guion de esta película es un milagro.

Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).
Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).
Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).
Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).

En en el último tramo de este paseo por el amor y la muerte de la última de nosotros, del último ser humano en el fin del mundo, la guerra y el amor llegan a su punto álgido.

Sakura Nishi, tras sus dos experiencias sexuales y letales que van desde lo repugnante a lo piadoso, se enamora del Doctor Okabe, un cirujano adicto a la morfina que adormece con sus efectos las grotescas figuras que se retuercen y gritan bajo las herramientas con las que apunta sus miembros, antes de arrojarlos a cubos por los que la sangre, la putrefacción y el dolor extremo de los fantasmas aun vivos, desbordan de dolor y angustia.

Sakura Nishi se enamora de Okabe, ya que con él ha recorrido un camino sembrado de últimas miradas, de súplicas por volver a casa, de hombres que pasan frenéticamente de ser asesinos a llamar desesperadamente a sus madres.

Se enamora y obliga al cínico doctor a volver a sentir, a tener de nuevo relaciones sexuales, a remendar como pueda lo que aun quede en su interior, más allá de esa última marca en forma de beso que Sakura deja en su pecho.

Okabe es la única persona con la que Nishi puede hablar, la única a la que se da a conocer, la única a la que ama sin condiciones, sin la fuerza del soldado o la piedad hacia el desgraciado.

Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).
Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).
Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).
Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).
Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).
Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).
Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).
Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).

Por eso, en lo que es sin duda una de las cimas de todos los guiones de todos los tiempos, Sakura habla con Okabe  cuando éste le confiesa que pretende ser un médico pero se ve obligado a ser un dios, a decidir debido a la escasez de recursos quien vive y quien muere, quien sufre y quien duerme.

Hablan como seres humanos que se conocen,  hablan del significado de su nombre, del sentido mismo de su existencia:

—«¿Cuál es tu nombre de pila, Nishi?

—«Sakura».

—«¿Sakura?, ¿flor de cerezo?».

—«…»

—«Lástima si vives muchos años. Serás una Sakura de 60 o 70 años, la flor del cerezo solo dura unos días».

—«Adoro mi nombre. Me gustaría estar a la altura de mi nombre».

—«¿Quién te lo puso

—«Mi padre, que murió antes de que yo naciese».

Aquí, en este punto de inflexión que sin parecer nada lo dice absolutamente todo de la forma más bonita que podamos imaginar, la discreta pero hermosa música de Sei Ikeno se convierte en el Leitmotiv de un camino con un solo final, pero que de pronto alberga un nuevo sentido, una efímera flor de cerezo de un color distinto al del barro, la sangre y la descomposición.

Esta película, su guion y su narrativa son un portento.

Los elementos fundamentales de la película son expuestos por sus impresionantes formas narrativas (dirección, guion, música y fotografía), pero lo cierto es que el factor que lleva la historia a esa dimensión solo conocida por las mejores películas del mundo es la descomunal interpretación de Ayako Wakao, una de las actrices más longevas, prolíficas y sensibles del inmenso cine japonés.

Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).
Akai tenshi. (Daiei Studios, 1966).

Tras el último acto de amor, la guerra rompe las fronteras y la muerte recupera su lugar, dejando atrás la descomposición en favor de cuerpos que ahora parecen descansar en paz sobre la tierra, las formas grotescas se convierten en rostros apacibles que parecen haber logrado su objetivo, como formas durmientes entre las ruinas de su antigua prisión.

Y al fondo, perfilada sobre la luz de un nuevo día imposible, Sakura, la flor de cerezo, se alza sobre la muerte del único ser humano al que amó. Como un ángel rojo caminando en soledad sobre un mundo en descomposición.

Como la última de nosotros…

https://ok.ru/video/2738251893374

Feliz viaje de vuelta hacia la noche. #SHADOWSRULES

David Salgado.

©24 sombras por segundo. Julio 2023.

Spread the movies. Comparte en tus redes.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *