EL RENO BLANCO. (ERIK BLOMBERG, 1952).

LA BRUJA VAMPIRO, POR ERIK BLOMBERG.

El reno blanco (Valkoinen peura en su lengua vernácula) comparte la esencia de su personaje principal —y eje sobre el que pivota prácticamente toda la película— con uno de los estandartes del cine nórdico: Vampyr, la bruja vampiro, una de las obras capitales de C.T. Dreyer, que alcanza en lo que a su título se refiere un significado pleno en la película de Erik Blomberg.

El reno blanco. (Junior-Filmi, 1952).
El reno blanco. (Junior-Filmi, 1952).

Si bien es cierto que Dreyer es un cineasta fundamental, autor de varias obras maestras imprescindibles entre las que se encuentra la propia Vampyr, y Blomberg ocupa un lugar mucho más modesto en los anales cinematográficos, en los que destaca más por la  profusión de su actividad que por su calado —43 películas como director de fotografía, 19 como productor, 18 como director, 15 como montador y 8 como guionista avalan su capacidad productiva— también lo es que, en cierto sentido y salvando las enormes distancias, El reno blanco cierra el círculo trazado por Vampyr.

Veinte años después de Vampyr y con un tono marcadamente costumbrista (el documental fue el terreno predilecto de Blomberg), El reno blanco se aleja significativamente de la ensoñación cinematográfica de Dreyer, pero hay algo que une irremediablemente a los dos autores nórdicos: la bruja vampiro vislumbrada entre la luz y la sombra en Vampyr se materializa y camina sobre la tierra helada habitada por hombres en busca del reno blanco que ha de suponer la maldición de sus protagonistas.

EL RENO BLANCO.

EN BUSCA DEL FUEGO.

Tomo prestado el célebre título de Jean-Jacques Annaud, pues me viene muy a mano para hablar del motivo principal de la protagonista de este bonito cuento de terror, ambientado en un invierno que no cesa en ninguno de sus sentidos.

Las dotes documentalistas de Blomberg se alían con una narrativa y sensibilidad cinematográficas excelentes en la que sin duda es su mejor película. Así, mediante una especie de Tour de force, Blomberg asume la dirección, el montaje, la dirección de fotografía, y junto a la también protagonista principal, Mirjami Kuosmanen, el guion que narra la historia de un personaje que desarrolla una desgraciada doble identidad.

El reno blanco. (Junior-Filmi, 1952).
El reno blanco. (Junior-Filmi, 1952).
El reno blanco. (Junior-Filmi, 1952).
El reno blanco. (Junior-Filmi, 1952).
El reno blanco. (Junior-Filmi, 1952).
El reno blanco. (Junior-Filmi, 1952).

Es precisamente ese factor, la doble identidad, el que marca la introducción de la película. Blomberg recurre a planos tan hermosos y poéticos, como prácticos y costumbristas del invierno en Laponia, imágenes que contrastan con el aliento misterioso de la voz en off que narra mediante una canción la historia de una niña nacida como una bruja salvaje y criada y perseguida como un reno blanco.

Tras esta enigmática introducción que guarda no pocos parecidos con el cine soviético, envuelta en un halo que anticipa el cuento invernal de terror en el que la niña es puesta a salvo por su madre moribunda en una cabaña, más allá del viento que ruge con furia, Blomberg deja temporalmente la magia de lado y se adentra de lleno en el aspecto documental que impregna la presentación de la protagonista y sus motivaciones.

Del pasado enigmático, Blomber salta al presente pragmático en el que Pirita (Mirjami Kuosmanen), deja a la niña huérfana atrás, para asumir el papel de una mujer casada y sometida a la rutina y desdén social y personal por parte de un marido cariñoso y amable, Aslak (Kalervo Nissilä), pero frío y distante en sus costumbres, que anulan completamente la existencia de Pirita, quien partirá —desafiando el poder del invierno perpetuo en el que vive— en busca del fuego.

El reno blanco. (Junior-Filmi, 1952).
El reno blanco. (Junior-Filmi, 1952).
El reno blanco. (Junior-Filmi, 1952).
El reno blanco. (Junior-Filmi, 1952).

Lejos de resignarse a su suerte, Pirita acude a un hechicero, Tsalkku-Nilla (Arvo Lehesmaa), quien la instruye en las artes oscuras, revelándole el sacrificio que ha de realizar ante un altar ancestral y perdido en el olvido para lograr despertar el fuego.

Sin embargo, como en todas las leyendas y cuentos tradicionales, tanto el despertar de la madurez sexual como todo aquello obtenido a la luz de las sombras, genera el mal y una deuda que Blomberg convierte con gran habilidad en la principal baza de la película.

El reno blanco. (Junior-Filmi, 1952).
El reno blanco. (Junior-Filmi, 1952).
El reno blanco. (Junior-Filmi, 1952).
El reno blanco. (Junior-Filmi, 1952).
El reno blanco. (Junior-Filmi, 1952).
El reno blanco. (Junior-Filmi, 1952).
El reno blanco. (Junior-Filmi, 1952).
El reno blanco. (Junior-Filmi, 1952).

Pirita realiza el sacrificio, la bruja obtiene el poder y despierta el fuego de su marido, pero el fuego se expande y atrae a todos los hombres, que, como lobos persiguen al reno blanco en el que la mujer está condenada a convertirse y que, paradójicamente, corre libre a través de los páramos invernales.

Así, gracias al encantamiento, Pirita despierta los instintos sexuales de los hombres, los hombres persiguen al reno maldito y a la mujer codiciada, y la mujer paga el precio por su libertad convirtiéndose en un ser libre y perseguido.

La mujer se convierte en un reno blanco, ambos sirven como metáfora del poder femenino que los hombres persiguen y temen como una maldición, y la bruja se convierte en vampiro que atrae a sus víctimas con la fuerza de la pasión y la ambición por cazar a la bestia maldita. El fuego que Pirita ha despertado arde, pero no logra derretir el espíritu helado de sus víctimas, que al mismo tiempo ejercen su papel de cazadores fríos e implacables.

El reno blanco. (Junior-Filmi, 1952).
El reno blanco. (Junior-Filmi, 1952).
El reno blanco. (Junior-Filmi, 1952).
El reno blanco. (Junior-Filmi, 1952).
El reno blanco. (Junior-Filmi, 1952).
El reno blanco. (Junior-Filmi, 1952).
El reno blanco. (Junior-Filmi, 1952).
El reno blanco. (Junior-Filmi, 1952).

La bruja vampiro según Blomberg es un enigmático cuento de invierno que sume a la protagonista en una espiral de constantes contradicciones que solo conducen a la muerte.

En su búsqueda del fuego y la libertad, la mujer, la bruja, el vampiro y el reno blanco se revelan contra la autoridad y el sometimiento a las leyes masculinas, un acto de justicia que se vuelve contra todos y del que es imposible salir victorioso, algo que el magnífico guion de la película manifiesta al inicio, tras la carrera de trineos en la que los hombres —significativamente excitados por la ambición y la rivalidad— persiguen a la que en aquel momento solo es una mujer, una mujer a la que solo su marido Aslak vence en la carrera, y al mismo tiempo advierte: «Un reno es rápido, pero un lobo lo es más».

Blomberg utiliza las proféticas palabras de Aslak, e invierte continuamente todos los factores, la mujer se libera de los dictados masculinos, se hace con el fuego y despierta a los hombres, a los que atrae tanto como reno a batir por los lobos, como en la piel del lobo que atrae al hombre, asesinándolo como vampiro. Así, el reno y el vampiro encarnan las dos caras de la libertad, el animal mágico y sagrado y la criatura sombría y letal con la que Pirita firmó una segunda y sacrílega unión para, irónicamente, revivir con fuego su matrimonio humano.

El reno blanco. (Junior-Filmi, 1952).
El reno blanco. (Junior-Filmi, 1952).
El reno blanco. (Junior-Filmi, 1952).
El reno blanco. (Junior-Filmi, 1952).
El reno blanco. (Junior-Filmi, 1952).
El reno blanco. (Junior-Filmi, 1952).

Como en casi todos los cuentos de vampiros, Blomberg cierra el círculo con una paradoja terrible. El animal, la mujer y la bruja vampiro se convierten en un lobo para el hombre, y el hombre, convertido en lobo, da caza a todos los roles de la mujer.

«Un reno es rápido, pero un lobo lo es más».

El reno blanco es una película extraña, alimentada por el fuego ancestral de las leyendas y la literatura de terror, fascinante y olvidada a partes iguales, y digna heredera de la bruja vampiro vislumbrada por Dreyer entre los sueños y la realidad sobre la que Bolmberg y la maravillosa fuerza interpretativa de Mirjami Kuosmanen roban el fuego y cierran el círculo trazado en torno a la bruja, la mujer, el reno, los hombres y el vampiro.

El reno blanco es, al fin y al cabo, fuego sobre un invierno sin fin.

https://mubi.com/films/the-white-reindeer

Feliz viaje de vuelta hacia la noche. #SHADOWSRULES
David Salgado.
©24 sombras por segundo. Octubre 2022.

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