SUPERMAN. (RICHARD DONNER, 1978).

UN PUENTE ENTRE DOS MUNDOS.

Hubo un tiempo —mucho antes de que Richard Donner trajese a Superman al planeta del cine— en el que el término superproducción tuvo un significado pleno. Todos los detalles del espectáculo y la narrativa estaban protegidos para llevar al espectador a la cima.

Superman. (Warner Bros. 1978).
Superman. (Warner Bros. 1978).

Hubo un tiempo en el que para arrasar en taquilla y hacer del cine una forma de expresión sensible y hermosa no se eliminaba un factor en favor del otro, al contrario, unían sus fuerzas. Así se consiguieron títulos y nombres que ya forman parte de la cultura colectiva.

Desde los primitivos D.W.Griffith y Giovanni Pastrone, pasando por la era dorada de Hollywood con Raoul Walsh, Howard Hawks, John Ford, Anthony Mann, Nicholas Ray, Cecil B. DeMille, J.L. Mankiewicz, David Lean… hasta su reconversión en el blockbuster durante los años setenta con Spielberg a la cabeza, el cine le regaló a la humanidad obras épicas, entretenidas y monumentales.

Es ese concepto precisamente el que nos lleva a esta película. En 1978, Richard Donner tendió el puente definitivo entre el mundo antiguo y la era moderna. En 1978, nadie podría esperar que un personaje ya clásico como Superman echase a volar, y efectivamente, volase todo por los aires para siempre.

Pase el tiempo que pase, la película Superman de Richard Donner siempre será la cima del cine de superhéroes. Superman es ante todo dos cosas: una película de influencias y una película monumental.

Marlon Brando. Superman. (Warner Bros. 1978).
Marlon Brando. Superman. (Warner Bros. 1978).

SUPERMAN.

UNA PELÍCULA DE INFLUENCIAS.

¿Por qué Superman es una película de influencias?

Si observamos con atención las fotografías veremos como Donner pone en juego dos de los elementos clave de las superproducciones clásicas: la fotografía en Scope, su manejo narrativo y el reparto.

Desde los créditos iniciales vemos desfilar una lista de nombres que nos pega a la butaca: Marlon Brando, Glenn Ford, Terence Stamp, Maria Schell, Susanna York… todos estaban allí cuando Hollywood dominaba la tierra. 

A modo de contrapunto y sumado a la revolución setentera, Donner pone en juego a los nuevos valores: Gene Hackman, Margot Kidder y el superhéroe con más carisma del universo: Christopher Reeve. Ya tenemos una de las influencias clásicas: el reparto enorme y estelar.

Marlon Brando. Superman. (Warner Bros. 1978).
Maria Schell y Marlon Brando. Superman. (Warner Bros. 1978).

Terence Stamp. Superman. (Warner Bros. 1978).
Terence Stamp. Superman. (Warner Bros. 1978).
Sarah Douglas. Superman. (Warner Bros. 1978).
Sarah Douglas. Superman. (Warner Bros. 1978).

Si continuamos observando las imágenes podremos detenernos en el otro aspecto: la fotografía.

Superman bebe directamente de las composiciones clásicas en exteriores, pero ante todo, bebe de John Ford y su Centauros del desierto. Detengámonos especialmente en las fotografías que pertenecen a la secuencia en la que el joven Clark se despide de su tía y madre terrenal. Además de una de las utilizaciones más bonitas y espectaculares del Scope que he visto jamás —cuando la cámara hace sobrevolar al espectador por encima de Clark y Martha Kent— tenemos el preámbulo en el que ella lo observa a través de la ventana.

Igual que Ford grabó en las retinas de la historia la figura de John Wayne observando el horizonte, mostrándonos con la misma nitidez, enfoque y exposición el interior y el exterior, Donner lleva la influencia a su terreno, y antes de hacernos llorar con la despedida, emula a Ford y nos deja secos con la belleza del paisaje crepuscular.

Superman. (Warner Bros. 1978).
Superman. (Warner Bros. 1978).
Superman. (Warner Bros. 1978).
Superman. (Warner Bros. 1978).
Phyllis Thaxter. Superman. (Warner Bros. 1978).
Phyllis Thaxter. Superman. (Warner Bros. 1978).
Phyllis Thaxter. Superman (Warner Bros. 1978).
Phyllis Thaxter. Superman (Warner Bros. 1978).

Si seguimos adelante y observamos las fotografías de la muerte de Lois Lane, veremos como Spielberg y su final en Duel irrumpen de lleno en la película.

Ese desierto y sol implacables aliados con el silencio fantasmal con el que Spielberg narró la victoria de su protagonista, sirven ahora a Donner para sumir al espectador en el dolor y la derrota de Superman. Por todo esto creo que esta es una película de influencias.

Margot Kidder y Christopher Reeve. Superman. (Warner Bros. 1978).
Margot Kidder y Christopher Reeve. Superman. (Warner Bros. 1978).
Margot Kidder y Christopher Reeve. Superman. (Warner Bros. 1978).
Margot Kidder y Christopher Reeve. (Warner Bros. 1978).

SUPERMAN.

UNA PELÍCULA MONUMENTAL.

¿Por qué Superman es una película monumental?

Porque Donner llevó todas las influencias a su terreno, supo imponer un ritmo brutal mediante algunas de las elipsis más eficaces que he visto jamás, supo mantener la película al margen de los evidentemente impuestos Gags, supo leer entre líneas a Mario Puzo y multiplicar el guion, manejar un reparto colosal y dejar que Brando hiciese lo que él sabía que debía hacer.

Porque Donner mezcló a la perfección lo que el público esperaba con lo que jamás se habría atrevido a soñar, porque le regaló a la humanidad una película que supuso un acontecimiento cultural y un icono irrepetible. Y ante todo por dos motivos: el guion y la música de John Williams.

El guion de Superman en manos de Donner alcanza en dos secuencias la cima de la belleza y el dolor salvajes.

Cuando Martha y Clark Kent se despiden, cuando el ser humano y el dios extraterrestre casi no pueden tocarse y deben hacer lo único que pueden hacer, cuando incapaces de decirse adiós, Donner clava el Scope a la izquierda de los ojos tristes y derrotados de Martha Kent, y tras ese demoledor <<recuérdanos siempre>> la épica se apodera de la película, al espectador sólo le queda rendirse ante la evidencia.

El guion alcanza nuevamente la cima cuando Superman ha de enfrentarse otra vez a las leyes de su nuevo hogar.

El hijo de un dios antiguo, desconocido y olvidado debe obedecer su ley y dejar que Lois muera. Entonces, como una especie de híbrido entre Hércules y Prometeo, Reeve deja a un lado su sonrisa de buen chico, se inyecta el mordiente de Donner, deja el cadáver de su otro amor terrenal en el suelo y sube a encontrarse con dios para decirle que se meta sus leyes donde le quepan.

Ahora no hay más dios que él, y si hay que invertir el giro del planeta, se invierte. El guion de Donner es una cima y Superman es una película monumental.

Jeff East y Phyllis Thaxter. Superman. (Warner Bros. 1978).
Jeff East y Phyllis Thaxter. Superman. (Warner Bros. 1978).
Phyllis Thaxter. Superman. (Warner Bros. 1978).
Phyllis Thaxter. Superman. (Warner Bros. 1978).
Jeff East y Phyllis Thaxter. Superman. (Warner Bros. 1978).
Jeff East y Phyllis Thaxter. Superman. (Warner Bros. 1978).
Christopher Reeve. Superman. (Warner Bros. 1978).
Christopher Reeve. Superman. (Warner Bros. 1978).
Superman. (Warner Bros. 1978).
Superman. (Warner Bros. 1978).

Cuando los créditos iniciales comienzan, el espectador de Superman oye un sonido que lo acompañará el resto de su vida. Todo ser vivo con entrañas que haya visto la película —lo admita o no— tararea con mayor o menor emoción la marcha de Williams para Superman. Y lo hace porque Superman es una película de influencias, porque su banda sonora es épica, como la de las superproducciones clásicas.

Pero ante todo lo hace porque, en la secuencia final, cuando Donner pone todo en su lugar y deja a todos los públicos contentos, Reeve apunta al espectador que hay en cada uno de nosotros y nos mira.

Nos mira y nos sonríe mientras la música de Williams se nos clava en la existencia para siempre. Después nos rendimos y caemos vencidos por la emoción. Pero no importa, Superman nos salvará.

Superman es una película monumental.

Christopher Reeve. Superman. (Warner Bros. 1978).
Christopher Reeve. Superman. (Warner Bros. 1978).

https://rakuten.tv/es/movies/superman-1978

Feliz viaje de vuelta hacia la noche. #SHADOWSRULES

David Salgado.

©24 sombras por segundo. Febrero 2021.

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